VAYAN POR LA SILLA O EL BANQUITO

Escribí aquí mismo el jueves 10 de junio (cuatro días después de las elecciones) lo siguiente: “Debemos hacernos a la idea de que la identidad definitiva de nuestro próximo gobernador la conoceremos en cosa de tres meses, a finales de agosto o principios de septiembre, cuando se concluyan en última instancia las diversas impugnaciones que se presentarán. Y eso, si la gravedad de las irregularidades que lleguen a acreditarse no obligan a la reposición de las elecciones”. Lo entonces dicho tiene vigencia hoy. Conviene, pues, jalar la silla o el banquito.

A este día, quizá lo más conveniente en términos de informar a la opinión pública sea subrayar un hecho: en su maratónica y a ratos confusa sesión extraordinaria del jueves pasado, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral no blindó el triunfo electoral de Ricardo Gallardo Cardona, como éste y sus voceros han pretendido hacer creer a los potosinos. Tampoco lo anuló. Pocas veces como ahora resulta tan acertado un dicho popular: la moneda está en el aire.

Ciertamente, como ya lo hemos comentado, la aduana más difícil para RGC es justamente la del INE con su ventanilla de gastos de campaña, pues de comprobarse que el rebase del tope fue superior al cinco por ciento y que la diferencia entre los dos primeros lugares en la votación es inferior a ese mismo porcentaje, además de la anulación de las elecciones procedería la inhabilitación del infractor para volver a participar en la contienda. Es decir, Gallardo Cardona no podría volver a ser candidato.

Sobre lo ocurrido el jueves anterior en la sesión del INE se han publicado ya numerosas notas informativas, columnas de opinión y trabajos de análisis jurídico en diversos medios locales, que me parece aportan suficientes elementos de juicio para entender y justipreciar lo que realmente sucedió, que en esencia y muy concretamente fue lo siguiente: 

El Consejo General del INE tenía que resolver dos tipos de asuntos relacionados con las elecciones potosinas: uno, el Dictamen Consolidado que presenta la Comisión de Fiscalización sobre los gastos de campaña y sus eventuales irregularidades en el conjunto de los comicios de gobernador, de presidentes municipales y de diputados locales celebrados en San Luis Potosí, y dos: las resoluciones sobre cuatro quejas o denuncias (presentadas por diversos partidos y candidatos) relativas a posibles rebases de los topes correspondientes por parte de la campaña de Gallardo Cardona.

Respecto del primer punto, el INE a través de su Consejo General determinó que en esa revisión de las tres elecciones locales y la participación de centenares de candidatos no se encontraron razones para sancionar a ningún partido o abanderado. Ese es el punto del que los gallardistas se han aferrado como clavo ardiendo desde hace una semana. 

En el segundo apartado, cuando apenas se iba a discutir el primer resolutivo, relacionado con la queja que la coalición PAN-PRI-PRD-PCP presentó contra la campaña de la coalición PVEM-PT, el consejero Ciro Murayama (que forma parte de la Comisión de Fiscalización) propuso que se devolviera a la Unidad Técnica de Fiscalización para que se preparara un nuevo proyecto de resolución luego de acumular en un solo expediente los cuatro casos relacionados con el mismo asunto y que habían sido abordados por separado.

En su intervención, Murayama argumentó que al revisarse los proyectos separados se notaba que había faltado exhaustividad en las indagatorias y que se requería “una resolución más robusta”. 

En esas andan las áreas técnicas y la Comisión de Fiscalización del INE.  No hay una fecha determinada para que entreguen sus nuevos resultados, pero no pueden tardar más de unos cuantos días porque luego habrá que ir a la instancia final en la Sala Superior del TEPJF.

En resumen, yo pondría las cosas así: ciertamente, el jueves 22 no cayó la guillotina sobre el cuello de Gallardo Cardona, pero tampoco lo han bajado del cadalso. En tales circunstancias, eso de andar de fiesta en fiesta porque “ya nos hicieron los mandados” es, por decir lo menos, un tanto prematuro.

¿NERVIOSOS? 

RAZONES NO FALTAN

Si alguien les dice, estimados lector(a) que en las filas gallardistas, de la cabeza a los pies, hay mucho nerviosismo, créanlo.

Sobre todo, porque en esos ámbitos tienen claro que aún librando la aduana del INE les quedan por lo menos otras tres también difíciles. A saber:

Las impugnaciones por irregularidades en el proceso electoral (funcionarios de casilla ilegales, actas de escrutinio y cómputo sin folios y con medidas diferentes; ruptura de la cadena de custodia de los paquetes electorales, etcétera) que actualmente están procesándose en el tribunal local electoral pero que inevitablemente irán a resolverse de manera definitiva al TEPJF.

Las denuncias contra RGC que la Unidad de Inteligencia Financiera tiene presentadas desde hace casi un año ante la Fiscalía General de la República, por los supuestos delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada. Sobre este tema, la noche misma del jueves 22, cuando aún estaba celebrándose la sesión del Consejo General del INE, el titular de la UIF, Santiago Nieto, acudió a una entrevista televisiva en la que reiteró la existencia de esas imputaciones contra Gallardo Cardona, y luego precisó que en algún momento “la Fiscalía General tendrá que pronunciarse al respecto”.

En una especia de punto 2b, del mismo ámbito de lo penal, cabe destacar que hace poco menos de un mes el periódico Milenio publicó una nota informativa -nunca desmentida- en el sentido de que un Juez de Distrito concedió un amparo a Ricardo Gallardo Cardona para que la Fiscalía le permitiera acceso a él y a sus abogados a la averiguación previa (todavía no se llamaban carpetas de investigación) que permanece abierta desde el 2015, aunque haya recuperado su libertad por las razones muchas veces aquí comentadas. Lo interesante es que la dependencia a cargo de Alejandro Gertz Manero se negó en redondo a acatar la orden del juez y la combatió ante una instancia superior. Ahí sigue.

La deducción de los abogados penalistas que hemos consultado con este asunto es que si la FGR está tan empeñada en no mostrar ese expediente a Gallardo, seguramente es porque hay elementos nuevos -posteriores a su controversial liberación de diciembre de hace seis años- que no quiere hacer públicos para no frustrar su eficacia en un eventual nuevo proceso.

Finalmente, un punto que se enuncia de manera muy suscinta y algo críptica: Los gringos. En cuanto tengamos más detalles al respecto con todo gusto los compartiremos en este espacio.

A propósito del Tribunal Electoral Estatal, sus dos magistradas y un magistrado no deben andar nada contentos. Las circunstancias los convirtieron en una especie de damnificados de las decisiones del INE. 

Como aquí lo hemos dicho y repetido, en el TESLP no se aprecia ningún interés en resolver sus procesos con legalidad y justicia. Sea, como unos dicen, porque las presiones de todo tipo son despiadadas (lo mismo del gallardismo que de Palacio de Gobierno), o porque como opinan otros, han sido objeto de “esmeradas atenciones” por parte de los interesados.

Sea como fuere, en el tribunal de referencia estaban muy cómodamente esperando las resoluciones del Consejo General del INE, para ponerse de inmediato bajo su sombra y resolver en el mismo sentido: a favor o en contra de la coalición Verde-PT y su candidato, independientemente de que los temas no sean exactamente los mismos. Al no haber todavía la resolución final del INE, a ver qué hacen ahora en el órgano jurisdiccional de casa: ¿seguir esperando a que se haga la luz en Tlalpan?

No sé cuantos asuntos de su competencia hayan resuelto a lo largo de sus años en la magistratura, pero sin duda que doña Dennise Adriana Porras Guerrero, doña Yolanda Pedroza Reyes y don Rigoberto Garza de Lira están conscientes de que éste es el asunto que los marcará y definirá en su carrera profesional. Nadie les pide que resuelvan contrario a derecho o que defrauden la justicia. Al contrario, lo único que de ellos se espera es que cumplan su deber con rectitud y valentía. No bajo los influjos del miedo, del interés o de las “atenciones”.

COMPRIMIDOS

Reapareció en la escena política la doctora Mónica y, como diría López Velarde, fiel a su espejo diario, lo hizo mintiendo. Con una tranquilidad que estremece, dijo algo así como que estaba satisfecha con el trabajo hecho por su candidatura con las siglas de Morena, que les había ido bastante bien. De no creerse. A finales del año pasado, antes de que hubiera candidatos y candidatas, las encuestas que medían la intención de voto por partidos le daban a Morena entre 30 y 35 puntos porcentuales. Una vez que la doctora fue postulada y a punto de arrancar las campañas, las mismas mediciones indicaban entre 20 y 25 por ciento, y al llegar a las urnas la ex jefa de los Servicios de Salud cosechó algo así como el 12 por ciento. ¿Eso es hacer un buen trabajo?

Otro dato sobre el mismo tema que ya en alguna ocasión hemos mencionado: en el 2018, Andrés Manuel López Obrador obtuvo en nuestro estado un gran total de 530 mil votos. El mes pasado, la candidata morenista a gobernadora cosechó en total algo así como 140 mil sufragios. Un espantoso derrumbe de casi 400 mil boletas. La debacle. ¿Que la traicionaron y Mario Delgado la emboscó para trasvasar votos morenos a Gallardo? Seguramente así fue, pero nadie la ha oído denunciar semejante traición. Ahora espera alguna chambita de la 4T y hace antesala esperando audiencia con Gallardo, a quien le fue a levantar la mano cuando todavía ni los cómputos se realizaban.

Lástima que las actuales administraciones estatal y municipal capitalina ya van de salida, y en todo caso habrá que esperar a que se instalen las nuevas, incluida la posibilidad de un interinato, pero ya es tiempo de revisar con microscopio tanto los expedientes técnicos como los contratos y demás documentos relativos al acueducto de El Realito, pues a la luz de tanto y tan frecuente desperfecto es más que obvio que con su construcción se cometió un enorme fraude. Sí algo evidencian las constantes fallas es la mala calidad de las tuberías y demás materiales utilizados. Alguien se hinchó los bolsillos a costa nuestra.

Salió a relucir el tema en el contexto de una larga charla. La desaprobación razonada y atendible sobre el entreguismo interesado y la apresurada agachonería de los dizque líderes del empresariado me llevó a buscar en mi teléfono las fotografías que daban testimonio del evento. Las mostré y la reacción de mi amigo fue tan rápida como espontánea: “Qué poco quieren estos cabrones a San Luis”. Ni cómo contradecirlo.

Hasta el próximo jueves.