Verdad, falsedad y mentira

La verdad, la falsedad y la mentira son conceptos fundamentales en la filosofía y en nuestra vida cotidiana. Aunque son términos que utilizamos con frecuencia, es importante tener en cuenta que su significado puede ser complejo y variar según el contexto. 

La verdad se refiere a la correspondencia de una afirmación con la realidad. Es decir, algo es verdadero si se ajusta a los hechos tal como son. La verdad es lo que es real, lo que es tal como es y no como nosotros queramos que sea. La verdad es una propiedad que se le atribuye a una afirmación, una proposición o un enunciado, y se puede comprobar mediante la observación, la evidencia empírica o la lógica.

En algunos casos, puede haber diferentes perspectivas o interpretaciones de los hechos, y la verdad puede ser subjetiva, de manera que se convierte en algo relativo, dependiendo del contexto en el que se utilice. 

La falsedad, por otro lado, se refiere a lo opuesto a la verdad. Algo es falso si no se ajusta a los hechos tal como son, pudiendo ser comprobada de la misma forma que la verdad.

Al igual que con la verdad, determinar la falsedad de una afirmación puede ser difícil en algunos casos, pues resulte necesario, para arribar a una conclusión, recopilar más información o evidencia para determinar si una afirmación es verdadera o falsa, además de que puede haber también diferentes formas de interpretar las cosas o los hechos y, con eso, variar el sentido final al que se arribe.

Por su parte, la mentira es una afirmación falsa hecha con la intención de engañar a alguien. En otras palabras, la mentira implica el fin de manipular la percepción de la realidad de alguien más. 

A diferencia de la falsedad, la mentira no siempre implica una afirmación explícita, ya que puede haber mentiras por omisión o por sugerencia, en las que se manipula la verdad de una manera más sutil, haciendo pasar por cierto lo que no es, presentándolo de manera engañosa o manipulativa.

Sin embargo, hay que decir que la mentira no siempre implica una intención maliciosa. Puede haber casos en los que alguien miente para proteger a alguien más o para evitar un daño mayor, o cuando alguien cree que algo es verdadero, pero se equivoca.

Además, la verdad y la falsedad pueden ser relativas o parciales, lo que puede dificultar determinar si una afirmación es verdadera o falsa. Por ejemplo, algo puede ser verdadero en un contexto, pero no en otro, o puede ser verdadero solo en ciertas circunstancias. De la misma manera, algo puede ser parcialmente verdadero y parcialmente falso.

La relación entre la verdad, la falsedad y la mentira también puede ser influenciada por factores externos, como la cultura, la religión o la política. En algunos contextos, puede haber ciertas afirmaciones que se consideren verdaderas o falsas, independientemente de la evidencia empírica, basadas en la fe o la ideología. Además, en algunos casos, puede haber una presión social o política para manipular la verdad o difundir mentiras con el fin de lograr un determinado objetivo.

Esto no implica que mentir sea bueno, sobre todo si se toma como bandera el “no mentir”, López dixit.

Con todos estos conceptos analizados. ¿Qué opina, lector, de las conferencias mañaneras de López o de las diversas expresiones que tienen sus escuderos en medios de comunicación y en intervenciones públicas? 

Ahora que se ha aprobado el llamado “Plan B” en materia electoral, además de la deplorable situación de su ministra carnal en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hemos visto que se han redoblado las mentiras desde Palacio Nacional, que se replican en redes sociales por sus rabiosos bots, tratando de convencer con calumnias, fantasiosas versiones y engaños absolutos, de que México debe seguir dividido entre el “ellos y nosotros”, que debe partirse para que unos aniquilen a los otros.

López miente, mucho y muy seguido.

@jchessal