Violencia

La violencia contra las mujeres en México se genera principalmente al interior de su hogar; según la encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares (endireh) del Inegi; esta encuesta proporciona información que permite identificar la naturaleza de las relaciones que tiene la mujer en su hogar, en la escuela, el trabajo y en la comunidad; la mala noticia es que predomina la violencia, manifestada en amenazas, intimidación, abusos: físicos, sexuales, económicos o patrimoniales.

Los datos de la encuesta nos dicen que las mujeres de 15 años de edad en adelante que han vivido al menos una experiencia de violencia, corresponde a 46.5 millones; desglosando ese dato por espacios físicos en donde se genera la violencia se tiene: el 44% se da en el hogar, el 39% surge en la calle, los espacios públicos y el transporte, 27% se ubica en el trabajo y finalmente, 25% se genera en la escuela. Esta información permite deducir que la política pública a implementar para prevenir la violencia contra las mujeres se encuentra en transformar el entorno de los hogares.

Con respecto al generador de violencia, la encuesta revela que al interior de los hogares es la pareja sentimental, sea esposo, pareja o novio; en el espacio público son personas desconocidas, en el ámbito laboral son los jefes en primer lugar, seguido por compañeros de trabajo; en la escuela son los compañeros, compañeras y maestros; el común denominador es que el agresor  son personas del sexo masculino, lo cual nos permite hacer una segunda recomendación de política pública: el centro de atención serán los hombres. 

Otro dato relevante de la encuesta a destacar es el tipo de violencia que se presenta en cada uno de los espacios donde interactúa la mujer en su vida cotidiana; en los hogares: violencia emocional y física; en el espacio público: violencia sexual; en el ámbito laboral: discriminación por razones de género o embarazo; en la escuela: violencia física y sexual. La violencia contra las mujeres que predomina es la emocional: 49 %, seguida por la sexual 41 %, física 34 % y 29 % económica. 

Los estados que presentan más violencia contra las mujeres son: Ciudad de México (80 %), Estado de México (75 %), Jalisco (74 %), Aguascalientes (73 %) y Querétaro (71 %); los menos violentos: Tamaulipas (57 %), Tabasco (56 %), Baja California Sur (55 %), Campeche (54 %) y Chiapas (52 %). La violencia esta presente en todas las regiones del país, aunque llama la atención que predomina en aquellos estados con mayor nivel de desarrollo, lo cual requiere una reflexión más a fondo a partir de identificar evidencia empírica que permita conclusiones más solidas. 

Otro dato que merece cuidado y requiere atención inmediata es el abuso sexual en la infancia; la encuesta revela que más de cuatro millones de mujeres mexicanas de 15 años y más sufrieron violencia sexual en su infancia, lo más grave es que el agresor fue un familiar, tal como lo muestran los siguientes datos: tío(a) en un 20.1 %, vecino 16%, primo(a) de 15.7%, por un desconocido 11.5%, por el hermano/hermana 8.5%, por otro familiar 6.4%, de padrastro o madrastra 6.3%, padre 5.8%, otro 5.5%, abuelo en 3.7% y madre en 0.5% (véase gráfica).

En cuanto a las causas que han sido identificadas en México como generadoras de violencia se encuentran las siguientes: 1) machismo, 2) violencia intrafamiliar, 3) cultura patriarcal, 4) nivel de educación, 5) infidelidad y 6) crisis económicas. Sin duda que la violencia es un asunto de comportamiento, vinculado de manera estrecha a todo un proceso de formación social de los individuos, la cual ha privilegiado el predominio del sexo masculino en todos los ámbitos de la vida social: educación, laboral, política, pero sobre todo el rol al interior de la familia. 

La violencia contra las mujeres es una situación social altamente compleja, que plantea grandes desafíos a cada uno de los involucrados, en términos de instituciones estos serían: familia, escuela, medios de comunicación, organizaciones gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil; demanda una red de acciones de política pública, donde cada uno asuma la responsabilidad que le corresponde en la solución del problema, pero quien sin duda debe descabezarla es la autoridad gubernamental.   

Este fenómeno social que a todos irrita es ancestral, ha estado presente a lo largo de la historia de México, el cual fue ocultado por mucho tiempo por la autoridad gubernamental y los medios tradicionales de comunicación; sin embargo, la globalización de la información lo ha transformado, gracias a las redes  es posible obtener información de lo que está pasando en todo el país, hay más conciencia social, lo que falta es actuar de manera conjunta, con acciones de política pública de corto, mediano y largo plazo. 

En el corto plazo es castigar de manera ejemplar a los agresores de las niñas y mujeres de México, pero en el largo plazo es atender las casusas que son generadoras de la violencia, lo cual implica transformar el comportamiento de la sociedad mexicana en cuanto a su concepto del rol de la mujer en las relaciones sociales, laborales y políticas; es urgente dejar atrás la cultura machista que caracteriza a los mexicanos, pero sobre todo modificar el sentido de propiedad en el que se establecen las relaciones sentimentales y personales.

En síntesis: la mujer mexicana es sujeta de violencia, la cual se presenta en el hogar, en la vía pública, el trabajo y la escuela; en donde recibe actos de violencia emocional, física, sexual y económica; la situación es critica y demanda actuación inmediata de la autoridad, requiere que los delitos no queden impunes, que se castigue de manera ejemplar a los agresores, pero además se demanda una mayor responsabilidad al interior de los hogares, el primer paso es denunciar los delitos que se generan en su interior. Busque esta columna el próximo 11 de septiembre. 

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