Había yo preferido no comentar sobre el conflicto del gobierno mexicano con legisladores y exfuncionarios estadounidenses, que me resulta muy negativo e incluso deprimente, pero se ha convertido en una extendida e inquietante comedia de equívocos. El enojo del presidente y su desconocimiento de tantas cosas, no han ayudado.
Miren, la agresividad de Estados Unidos siempre será muy desagradable, aunque en este caso tiene su origen sobre todo en la inacción de nuestro gobierno contra los carteles de la droga, y no es cosa de posiciones ideológicas republicanas o demócratas, sino de un conjunto de problemas más complejo en el que una de las partes no ha operado con eficacia en migración, contrarreforma energética, cumplimiento del TMEC, reforma electoral…
Es así como el influyente senador demócrata, Bob Menendez, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, ha insistido en que México va en la dirección equivocada en materia de seguridad (“abrazos, no balazos”), y ya había recomendado a Joe Biden que pusiera especial atención al Plan B en el INE porque erosiona la democracia del país vecino. Esto último junto con el presidente de la misma Comisión en la Cámara de Representantes.
También se ha manifestado en contra del actual gobierno mexicano el poderoso senador Lindsey Graham, presidente de la Comisión de Justicia y con el mayor rango en el partido Republicano, al igual que amigo y pareja de Golf de Donald Trump, lo cual posiblemente no lo sepa el casi siempre mal asesorado AMLO, que suele insultar a todos: les llama “mequetrefes”, o sea insignificantes, entrometidos.
Otro caso es el del agresivo diputado Dan Crenshaw, que afirma que el mandatario protege más a los cárteles de la droga que a su propio pueblo y plantea perseguir a los traficantes mexicanos en nuestro territorio, como grupos terroristas que afectan a ambos países. López Obrador lo amenaza y el tejano se burla de él, además de que luego lo tilda de mentiroso habitual por negar que el dañino Fentanilo se produzca en México, cuando han sido destruidos varios laboratorios y esta semana ha habido decomisos de grandes cantidades de pastillas.
Así, todo esto ha escalado a intercambios de insultos y amenazas que no presagian nada positivo, aparte de que la creciente tensión se ha visto acompañada de severos editoriales de diarios y columnistas internacionales muy serios en los que se califica a AMLO como “el Trump mexicano”, un líder delirante y mentiroso, el desinformador de todos los días… El descrédito se extiende ya al extranjero, hacia las campañas presidenciales en ambos países.
En su división de poderes a los republicanos les da elementos para atacar y presionar a Biden por no exigir más a México, de lo cual se puede defender si acredita que nuestro país ofrece mejores resultados contra el crimen organizado y la producción/el tráfico de fentanilo. Para los mexicanos tiende a debilitar la opción de Morena, aunque se eleva la unidad y popularidad en torno a AMLO al enfrentarse al “poderoso imperio”, tal como lo provocaban los dictadores latinoamericanos hace 50 o 100 años.
Habrá que ver tendencias y estrategias, claro, pero la concentración de hoy 18 de marzo se vuelve una ocasión aún más nacionalista y da lugar a temas confusos o primitivos de “soberanía” energética y autosuficiencia o nacionalismo a ultranza. ¡Como anillo al dedo!
Habrá que observar también muchas vertientes. López Obrador siempre trata de “hacer de las malas, buenas”, aunque el país siga empeorando y sus opositores (de clase media, sobre todo) caigan en la desesperación.
* ES CURIOSO QUE LA noticia más positiva del sexenio tenga que ver con la moderna planta de Tesla, una excelente inversión que se logró a pesar de AMLO y sus conocidas posturas antieconómicas, antiempresariales y, de hecho, antifuturo.
* ESTUVE EN LA PRESENTACION del libro El Destructor de Pablo Hiriart con Beatriz Pagés, Paco Calderón, Rafael Pérez Gay y Lourdes Mendoza. Ya les platicaré.
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