Paso a paso cristalizaba en Europa la idea de estados nacionales independientes con sus reyes o príncipes, y sus gobernados o lacayos. Nos dicen, ojo, que Niccolò Machiavelli había dado forma hace más de 5 siglos a lo que los gobernantes hacían ya: conquistar el poder y mantenerse en él por encima de toda moral (Enseñé a los reyes a ser tiranos, pero también a los pueblos a librarse de ellos, escribió el genial florentino).
La mala experiencia que hoy vivimos está muy lejos de ser la primera de su tipo y podrá resolverse en favor de la democracia y un mejor gobierno. Seamos optimistas, claro, pero luchemos por lograrlo de forma práctica. No es lo mismo haz lo posible, que hazlo posible.
Estos días, oigan, me llamó mucho la atención el artículo de J.A. Meléndez, 10 duras verdades (Reforma/Negocios, julio 7, 2023) en 7 temas cruciales: 70 en total. De esas verdades, elijo y afino unas 40 que se notan todopoderosas, tal vez para recortarlas o imprimirlas.
Sobre la sicología y la vida: Sufrimos más con la imaginación que con la realidad; aprende a ver esa realidad, en lugar de huir de ella.
A fin de transformar lo que sea… para mal: Rodéate sólo de porristas; rechaza a los expertos y las mejores prácticas; destruye lo que funciona; ejecuta al “ahí se va”; nunca recapacites; aleja o insulta a quien te advierta que vas mal; habla sin pensar; alimenta tu egocentrismo.
Para tener éxito en cualquier cosa: Nunca dejes de aprender; recluta y abraza a los mejores; motiva al talento, no sólo con dinero; que gane la mejor idea… no la del jefe; aprende a “fracasar bien” (a tiempo y deriva lecciones); rectifica lo que se tenga que rectificar.
Sobre la corrupción: Nunca se acaba por decreto; el ejemplo cuenta, mas no es suficiente; si la posibilidad de que te atrapen resulta mucho menor al beneficio, habrá corrupción; los monopolios la fomentan; la discrecionalidad la promueve; la rendición de cuentas la disminuye; la oscuridad la aumenta y la transparencia la reduce; el rollo es muy barato y no impacta, las acciones son las que importan; un corrupto no se vuelve honesto porque lo dice alguien que se cree puro; es un virus contagioso: corrupción llama corrupción.
De la pobreza: No hay atajos para eliminarla; los apoyos directos ayudan, pero no la suprimen; buena educación para todos por largos períodos es la vía para abatirla; la generación de riqueza no choca con el combate a la pobreza; los empresarios crean empleos y tienen que sumarse a enfrentarla; el Estado viene a ser mal empresario, y su papel ante la pobreza no es convertirse en uno; un gobierno que desdeña al empresariado, la impulsa; aspirar a mejorar se vuelve un ingrediente clave para reducirla; los ricos deben apoyar en este combate, no sólo con caridad sino pagando impuestos; la pobreza permanente destruye un país.
Sobre el dinero: Suficiente, sin obsesionarse; es un dios falso (no el demonio, como enseñaron a un presidente); si tienes mucho, comparte; trata de gastar menos y ahorrar más; que no te use, úsalo.
De la vida: Cosechas lo que siembras; el ejemplo pesa más que las palabras; antes de hablar, escucha y aprende; escoge bien a tus compañeros de viaje; buenas relaciones afectivas te elevan, la soledad mata; estar ocupado no significa ser productivo; la felicidad es disfrutar el trayecto.
* MI ANTERIOR COLUMNA RESALTA unas tres docenas de comparaciones en las que, sin un doctorado, la ingeniera Xóchitl Gálvez arrasa a la doctora Claudia Sheinbaum en cuanto a que la primera podría ser más chingona (23 puntos) o la segunda más infausta (12). Desde luego, todo ello puede analizarse e incluso discutirse o verificarse en una democracia con mujeres congruentes y respetadas. Sería posible, además, añadir otros en los que se parecen (aspiración, determinación) o que Claudia supera a Xóchitl (muy pocos).
En el conjunto, como candidaturas que nos den un buen presidente, X rebasa de lejos a C y a Amlo; sólo se le acercan ahora Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes. No aparece aquí ninguna de las otras corcholatas.
En tanto, ya encaborona a muchos la cobarde agresividad por miedo a Xóchitl. Es cinismo demencial.
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