El acceso a la vivienda social en México atraviesa una etapa de fuerte restricción debido a la falta de recursos institucionales, la creciente informalidad laboral y el bajo poder adquisitivo de las familias, advirtió Leonardo Tenorio, economista y catedrático de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
El especialista señaló que, a diferencia de décadas pasadas, cuando los organismos como el Infonavit y el Fovissste contaban con mayor capacidad financiera para impulsar programas habitacionales, hoy en día los fondos son limitados, lo que reduce las posibilidades reales de adquirir una vivienda de interés social.
"Hace algunas décadas era factible hablar de vivienda social porque existía mayor injerencia del gobierno y recursos disponibles. Las tasas de interés eran relativamente bajas y eso permitía que más personas accedieran a una casa; sin embargo, hoy esos esquemas son cada vez menos sostenibles", explicó.
Tenorio detalló que el envejecimiento de la población y el incremento de la informalidad han disminuido las aportaciones a los fondos de vivienda, lo que ha derivado en un menor número de créditos y en la construcción de unidades habitacionales de menor tamaño y calidad.
"Hablar de vivienda social hoy implica referirse a viviendas pequeñas. Además, los costos se han elevado al punto de que, para adquirir una propiedad, no debería destinarse más del 30 por ciento del ingreso mensual".