La ampliación de los puestos de comercio informal en el Centro Histórico de la capital potosina comienza a generar mayores complicaciones a la movilidad peatonal, al ocupar banquetas, esquinas e incluso parte de vialidades, una problemática que afecta especialmente a personas con discapacidad motriz que utilizan sillas de ruedas o muletas para desplazarse.
Aunque la presencia de vendedores ambulantes en el primer cuadro de la ciudad es una situación añeja, en las últimas semanas se ha vuelto más evidente la saturación del espacio público. Uno de los puntos más críticos se encuentra en la intersección de las calles Guajardo e Hidalgo, donde los puestos han reducido el libre tránsito a un estrecho pasillo.
Escenarios similares se observan en las banquetas del Eje Vial Juan Sarabia y en el tramo de Reforma, aledaño al Mercado República, donde el flujo peatonal y comercial se mezcla de manera caótica.
Personas que circulan por estas zonas señalan que, con las banquetas parcialmente bloqueadas, se ven obligadas a caminar sobre la calle, exponiéndose al tránsito vehicular. Para quienes cuentan con movilidad reducida, la situación resulta doblemente complicada, al no existir rampas accesibles y verse obstaculizados por estructuras improvisadas, cajas, exhibidores o mercancía colocada al exterior de los puestos.
Con el inicio de la temporada decembrina, el fenómeno tiende a intensificarse debido al incremento en la venta de adornos navideños, juguetes y otros productos de temporada. Si bien este periodo representa un impulso para la economía local, también agrava los problemas de movilidad urbana y de ordenamiento en la vía pública.
Comerciantes formales de la zona han expresado preocupación por el impacto en la imagen del Centro Histórico y la dificultad que esto implica para sus propios clientes.