El investigador Héctor Manuel Hernández Macías, doctor en biología con especialidad en botánica, y autor con otros académicos del más importante muestreo en la reserva ecológica Real de Guadalcázar, asegura que el tráfico de cactus del Altiplano potosino llega a múltiples países.
“Se comercializan por debajo del agua estas plantas, no son pocas, son varias, yo diría decenas de especies que se trafican, porque hay una demanda. La gente, por ejemplo, colectores, coleccionistas europeos, checos, alemanes, franceses, en Japón, Singapur, los Emiratos Árabes Unidos, Catar, compran esas plantas a través del mercado negro”, dijo Héctor Manuel Hernández.
“El comercio ilegal tiene esa forma, no son las plantas que uno encuentra en los mercados o en Charco Cercado, eso es como un problema más secundario.
“El problema más serio es los disque turistas ecológicos que vienen a México y por debajo del agua colectan esas plantas y se las llevan o a veces gente, hemos sabido de alemanes que les pagan a agentes de la República Checa, les pagan el viaje, viáticos, para que vengan a cortar lo que necesitan.
La cara visible de ese tráfico se ubica en el km 100 de la carretera 57, en la localidad Charco Cercado, perteneciente al municipio de Guadalcázar; ahí hay varios puestos que ofrecen cactáceas, algunas son endémicas y se ubican en distintas categorías de riesgo, lo mismo ofrecen biznaga roja, mammillarias o peyote. También persiste la venta de animales silvestres, como venados o serpientes.
En un recorrido se observaron alrededor de 15 puestos de venta de cactáceas, atendidos por mujeres, aunque en algunos no había ninguna persona a cargo. Los puestos se encuentran a 20 o 30 metros uno de otro y la mayoría de las cactáceas se ven descuidadas, dentro de envases de refrescos, de jugos o leche y en latas.