Si bien en 2015, la actual administración estatal inició con pasivos de 700 millones de pesos, en caso de que no lleguen fondos extraordinarios de ayuda, el sistema de salud estatal en conjunto con el Hospital Central “Ignacio Morones Prieto”, cerrarían con un pasivo de 530 millones, producto de compromisos adquiridos tras la pandemia y el cambio de modelo de financiamiento, informó el titular de la Secretaría de Salud en el Estado, Miguel Lutzow Steiner.
Explicó que así, como institución, tanto el Hospital Central como Salud tienen niveles de presión de gasto, precisamente porque el año pasado se enfrentaron al imprevisto de la pandemia y la emergencia que desde entonces se ha tenido que atender.
Aseguró que juntando factores tales como el nuevo modelo de financiamiento del Sistema Nacional de Salud, que implicó enfrentar nuevos retos, los pasivos con los que se recibió la administración eran más de 700 millones de pesos, pero disminuyeron en casi una tercera parte para el cierre de esta administración, que es lo que se estima, pero aún no concluye el año.
Dijo que se mantienen las gestiones con el gobierno federal y en particular con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con la propia Secretaría de Finanzas, para que permitan tener esa viabilidad financiera para el cierre del año del ejercicio.
Recordó que las condiciones actuales, año 2021 cerraría con un acumulado de pasivos de 523 millones de pesos, pero hay gestiones todavía pendientes y hay recursos que están en tránsito, tanto estatales como federales.
“Esperemos que esto al cierre del año pueda ser solventado... ahí estamos hablando del sistema estatal de salud, que incluye a los servicios de salud y al Hospital Central, porque es la suma de estas dos instituciones”.
Explicó qué influyó de gran manera la pandemia de coronavirus COVID-19 para el crecimiento de los pasivos o en su caso para que no disminuyeran como se hubiera deseado.
“En 2020 incluso se incrementan los pasivos e incrementan las presiones de gasto... se ejercieron 549 millones de pesos adicionales que inyectó en su gran mayoría el gobierno estatal, y de esos 549 prácticamente 50 llegaron en especie por parte del Gobierno Federal, y el resto lo constituyeron recursos estatales que se destinaron a hacer frente a la pandemia en diferentes rubros.
Aclaró que fue necesario invertir en las unidades médicas, abasto equipo, implementos de protección personal, pruebas, recursos humanos y contratación adicional de recursos humanos, ventiladores, concentradores y una serie de equipos, el pago de servicios y de medicamentos.
Explicó que tan sólo por lo que se refiere a la compra de oxígeno para atender a los pacientes mismo que no puede esperar por la urgencia, en periodos de dos meses se consumió lo que en temporada fuera de la pandemia se ocupa en un año, y así ocurrió precisamente en los meses de enero y febrero de 2021 y también en agosto y julio de 2020, cuando los hospitales registraron “un consumo increíble de oxígeno, que incluso llegó a acabarse y al colapso del sistema de abastecimiento de oxígeno”.
Recordó que a nivel nacional estuvimos al tope con las empresas que venden oxígeno trabajando al cien por ciento, y sucedió lo mismo a nivel individual, donde la gente corría para llenar sus tanques también se registró una gran presión a nivel institucional para garantizar que no disminuyera la cantidad y la provisión de oxígeno en los hospitales.
Advirtió que siempre existe la posibilidad de poder gestionar recursos adicionales que permitan asumir el crecimiento que requiere el sistema, no nada más en atenciones, sino también
en financiamiento.
Aclaró que un proceso de esta naturaleza debe pasar por el Congreso de la Unión y por la Secretaría de Hacienda, y en una siguiente instancia a través del Congreso del Estado, de tal manera que se puedan tener recursos adecuados
y suficientes.