En material de desarrollo democratico, la sociedad potosina dejó muy por detrás a sus autoridades e impulsó al estado a dar un salto del lugar 21 al octavo sitio en el Índice de Desarrollo Democrático 2019 (IDD-MX), elaborado por la Fundación Konrad Adenauer, el Instituto Nacional Electoral, entre otras organizaciones.
En 2018, el estado había logrado sólo 4,350 puntos, con lo que se ubicó entre los estados con menor desarrollo democrático. Un año después, su puntación se elevó a siete mil 268 puntos, lo que lo catapultó doce sitios y lo acomodó entre los diez estados con más alto desarrollo democrático, calificación a la que accede por primera vez desde que se crearon estos estudios.
El estudio destaca esta situación y ubica su principal avance en la dimensión democrática de la ciudadanía, que aportó dos mil puntos a la calificación del estado, lo que puso al San Luis en el segundo sitio de esta categoría.
La dimensión analiza el comportamiento de los ciudadanos respecto de sus derechos políticos y las libertades civiles.
El combate a la exclusión de los derechos indígenas, la alta participación electoral en los comicios de 2018, la aprobación del matrimonio igualitario y la inclusión de un número significativo de mujeres en puestos de gobierno fueron los factores que fortalecieron la participación democrática de la ciudadanía potosina.
En contraste, en el avance democrático de las instituciones potosinas, éstas apenas salieron de las calificaciones mínimas, ubicándose en el sitio 21, pero no alcanzaron el promedio nacional de esta dimensión y en el grupo de bajo desarrollo.
Las instituciones potosinas se vieron afectadas sobre todo por la reprobación total de la actuación del Poder Legislativo, que fue calificada con un cero, por la percepción negativa de corrupción y deficientes esquemas de fiscalización legal, de recursos y de programas sociales.
En la dimensión de democracia económica, es decir, las oportunidades de desarrollo de la población, el estado tuvo una leve mejora, al pasar del sitio 19 al 17 en un año.
También hubo un avance en la dimensión de democracia social, pues los indicadores de bienestar avanzaron del lugar 21 al 17 en un año.