El Instituto Temazcalli depositó un finiquito de 102 mil pesos para un ex funcionario despedido por “innecesario” tras permanecer en el cargo veinte días.
El cesado demanda reinstalación y salarios caídos desde octubre de 2015 y el Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Noveno Circuito le concedió amparo porque alegó que su sueldo era mayor, para efecto del pago de su liquidación.
El ex funcionario se dolió del laudo que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje emitió a favor del Temazcalli; él exigía reinstalación y salarios caídos.
El demandante procedía originalmente del DIF estatal, donde era colaborador de la presidenta del Sistema, María Luisa Ramos. El 17 de septiembre de 2015, a 9 días del cambio de administración estatal, llegó a un cargo de jefe de Departamento en el Instituto Temazcalli con nivel 13, el más alto de la burocracia de base.
Según su demanda, siempre desempeñó su función “con eficacia y esmero”. Manifiesta que el 6 de octubre siguiente fue despedido, aunque el Instituto señala que fue el 8 de octubre. Ante la Junta, reclamó reinstalación y pago de salarios caídos y otras prestaciones. El Temazcalli le depositó en la Junta $102,663.87 pero se inconformó porque según él su sueldo para el cálculo del finiquito era más alto.
El Instituto asentó que el nombramiento del demandante fue nulo porque lo expidió un encargado de despacho sin facultades y nunca fue aprobado por la Junta Directiva, ni por Oficialía Mayor. Además, mencionó que cuando asumió el puesto, aún era directivo en el DIF estatal, pues renunció el 18 de septiembre, un día después, y que el DIF pagó todas las prestaciones por su salida. Resaltó que lo despidieron del Temazcalli “por haber sido un trabajador innecesario”, pues no había tarea para él.
El Tribunal federal falló a favor de que la Junta reponga el laudo y que considere el sueldo que dijo tener el demandante.