El viento volvió a jugar en contra y a pesar de los numerosos brigadistas que trabajan en la Sierra de San Miguelito, la hojarasca que vuela prendida incendia otros tramos de cerros, hasta ahora es asunto de no acabar, porque el fuego se sigue extendiendo y no hay agua ni para trabajar, además abundan las quejas de que no les llega comida.
Los comuneros de San Juan de Guadalupe advirtieron que el fuego amenaza con alcanzar bosques de encinos y de árboles de pingüica, que prende con facilidad y provoca que el fuego se extienda con rapidez.
Describieron que en el siniestro “todavía está muy pesada la lumbre” y contemplaron con impotencia cómo el viento arroja vegetales en llamas hacia zonas que no estaban incendiadas.
Hay mucha gente en la zona afectada, pero el aire no los deja trabajar.
Del Ejército Mexicano hay 50 elementos trabajando de manera continua, también se han involucrado alrededor de 70 personas de la comunidad de San Juan de Guadalupe.
También llegó gente de Rioverde, de la Comisión Nacional Forestal, de Escalerillas, del Ejido San Juan, de El Terrero, de Bledos y de otros sitios cercanos.
Apenas la mañana de este martes, las autoridades se decían optimistas de que el incendio sería controlado pronto, pero no se han dado las condiciones del clima para favorecer las acciones manuales de apagado, que se van volviendo lentas porque no hay agua en las presas para que los helicópteros se surtan.