Nieta de maestros (tres de ellos fueron profesores), la ensayista y novelista española Irene Vallejo advierte que no es con violencia como se educa a las personas.
Advirtió que el peor error que puede cometer cualquier persona es buscar convencer al otro de que no sirve, cuando las cosas salen mejor si todos ponen de su parte para que se aproveche el potencial de cada cual, y así debe suceder en la educación.
Luego de su participación con un testimonio en el Festival de Letras de San Luis Potosí, dijo que incluso en el aprendizaje, sus padres siempre creyeron en la benevolencia no solo de no ser violento, sino incluso de no convencer a los estudiantes de que no vale ni de que no sirven, o que no son inteligentes.
Recordó que a veces se da el síndrome de Pigmalión, en el que alguna vez hubo un experimento que ella juzgó interesante, en el que en una clase fue practicado un test de inteligencia, y luego los evaluadores proporcionaron resultados falsos, en los que ellos clasificaron quiénes eran los de mayor nivel de inteligencia.
Luego sucedió que esos alumnos elegidos fueron los que tuvieron mayor rendimiento.
Dijo que la obligación es sembrar en las personas la confianza que tengan en sus propias capacidades, porque el efecto Pigmalión demuestra que la confianza depositada en las capacidades, será esencial para su desarrollo posterior.
Agregó que también es cierto que los maestros aprenden constantemente de los estudiantes. “Mis abuelos fueron muy cuidadosos y muy cariñosos”.
Considera que también se debe privilegiar el encuentro, el cariño y la persuasión y también propiciar las condiciones para que el aprendizaje sea un disfrute.