Especial | El Informe que quiso ser película

En una velada de aburrimiento, los asistentes no siguieron el ritmo del padrino

Lo que inició como un estreno fílmico para presentar los "avances" de la gestión gallardista en el desierto potosino, terminó por convertirse en una velada de aburrimiento para los asistentes que no siguieron el ritmo del padrino. 

Los nubarrones que cubrieron por varias horas el parque Las Camelias en el desierto camelense, terminaron por ser el reflejo del tercer informe del "pollo apadrinador": gris, desangelado y somnoliento.

Como suele hacerlo cada que inaugura obras, arribó al punto del encuentro, cerca de las 20:00 horas, a través de una entrada verde fosforescente instalada en la parte central para tocar las manos de sus seguidores, así, 'like a rock star'... aunque con traje. 

A diferencia del año pasado, cuando lo realizó en Ciudad Valles, donde fue arropado por todos los sectores, esta vez esos mismos mostraron el músculo, pero no el suficiente compromiso, porque no soportaron la hora y media del informe gubernamental empaquetado en una serie de cuatro capítulos.

Aunque la totalidad de alcaldes, incluida 'la' de Venado, diputados locales y federales oficialistas y hasta de oposición llegaron puntuales. La tristeza sobrevino con el desaire lopezobradorista que no envió a ningún emisario y lo más cercano al alto rango fue Guillermo Morales López, delegado de los Programas Integrales del Bienestar.

Tal como lo hizo Enrique Galindo, presidente municipal capitalino, el mandatario se colgó de la presencia de Fátima Herrera, boxeadora potosina que participó en las Olimpiadas de París 2024, para presumir que su administración impulsa el deporte.

La videograbación recordó que pese a la "herencia maldita" su administración logró grandes avances en educación, infraestructura, seguridad y abatimiento de la pobreza.

Todavía faltaba media hora de testimonios rosaguadalupanos y los ahijados comenzaron a abandonar a su padrinito. Poco a poco las gradas que se instalaron quedaron solas y los pasillos de salida atiborrados.

De los miles que en un inicio estaban comprometidos con escuchar el mensaje, cientos se retiraron.

Sólo quienes no tenían forma de salir presenciaron el discurso final.