Su mala fama, acrecentada por algunas incursiones a corrales y a tierras de pastoreo, los ha convertido en blanco de cacería. Los carnívoros en la Sierra de Álvarez, en especial los felinos y los coyotes, son depredadores temidos y a veces también perseguidos. Pumas quedan pocos, linces rojos también, pero no se hace lo suficiente para que puedan coexistir sin conflicto con la población.
Los cazadores diezman presas naturales de los depredadores, entre venados, conejos y otros, y éstos entonces buscarán animales domésticos para alimentarse, plasma en su tesis para obtener el título de Licenciado en Biología, Vicente Coronado López. “Evaluación de conflictos con medianos y grandes carnívoros en la Sierra de Álvarez, San Luis Potosí”, fue el título de su investigación, un trabajo que implicó instalar decenas de estaciones en diversos puntos del área natural protegida para fotografiar especies animales en la zona. El tesista se presentó a sínodo a principios del presente mes.
Coronado López no encontró disuasivos suficientes de las autoridades para evitar la persecución y sí en cambio situaciones y prácticas que incentivan entre las incursiones de carnívoros a los espacios donde dejan al ganado.
El territorio de estudio, 16 mil 900 ha, abarca los municipios de Armadillo de los Infante, Villa de Zaragoza y San Nicolás Tolentino. A pesar de ser un área protegida, la Sierra de Álvarez hospeda las instalaciones de Cal Química, S.A. de C.V., que tiene una concesión para explotación por 167 años. La carretera a Rioverde atraviesa la zona y en gran parte del área natural se encuentran caseríos cuyos pobladores extraen leña y crían animales.
El tesista aplicó un cuestionario a 50 pobladores y les preguntó si sabían de alguien que hubiera cazado algún carnívoro; también se preguntó la fecha aproximada, método de caza y especie, esto para asegurar que no se repitieran acontecimientos entre encuestados. Únicamente se registraron los eventos de mortandad de carnívoros ocurridos en los últimos 10 años. El proyecto tuvo la autorización de los ejidatarios del Ejido de San Francisco. La aplicación de la encuesta se realizó con personas que aceptaron participar voluntariamente.
Pero además, para el proyecto se montaron 58 estaciones de muestreo conformadas por una cámara trampa con 1 km de espacio entre estaciones para cubrir un área de 86 kilómetros cuadrados. Las estaciones trabajaron continuamente las 24 h del día por 5 semanas.
Para montar las cámaras, escogió senderos y sitios con rastros por donde pasan los animales. En cada estación dejó un cebo para atraer carnívoros y aumentar las posibilidades de capturar imágenes.
Las cámaras se programaron para que tomaran 5 fotos por vez y no se volvieran a activar hasta después de 5 minutos de haber tomado las fotos, para evitar repetir al mismo individuo en un periodo corto de tiempo.
Se implementó una curva de rango abundancia para calcular el tamaño de la comunidad de vertebrados terrestres presentes en el APFFSA y capturados por las cámaras.
Los encuestados se distribuyeron por una docena de poblados de los 3 municipios ubicados en la Sierra de Álvarez. El tamaño medio de las personas en un hogar es de 3, en cada hogar habitan de una a once personas. Los encuestados reportaron tener un promedio de gasto familiar mensual de $3,043 M.N.
El 46% de los entrevistados se manifestaron propietarios de vivienda donde se realizó la encuesta. El tamaño promedio del solar urbano de los ejidatarios es de 2.7 hectáreas. El área para pastoreo y otros animales de granja son las áreas de uso común en el mismo ejido o parches de bosque próximos al ejido. La mayoría de entrevistados (43 de 50) es dueño de animales de aprovechamiento muy variado como vacas, caballos, cerdos, borregos, burros y gallinas.
El 56% de entrevistados posee bovinos para la producción de leche y carne. Los bovinos se manejan mediante un sistema de rotación ejidal de pasturas: el ejido asigna cada cierto tiempo a los ganaderos los lugares donde pueden pastar sus animales para llevar un control y evitar la degradación del suelo. Los encuestados tienen un promedio de 4.4 bovinos.
Los animales de granja son importantes para la economía familiar. El tesista observó un manejo deficiente para la seguridad de los animales. El pastoreo en la Sierra de Álvarez es extensivo, el ganado está suelto, lejos de las propiedades y sin vigilancia. Más de la mitad de los encuestados no guarda en un corral a los animales por la noche y los que sí los encierran tienen establos o cercados muy rudimentarios y vulnerables. Cercas de alambres, troncos, rocas sobrepuestas o protecciones de lámina poco firmes. Los animales menores, como las gallinas, están libres durante el día y durante la noche tienen encierros con protecciones insuficientes. La situación es propicia para los carnívoros.
En los últimos tres años, 23 de los 50 encuestados (46%) reportaron uno o varios eventos de depredación de sus animales domésticos. En este periodo el total de animales depredados fue de 322, que incluyó 20 bovinos, 292 gallinas, 6 borregos, 3 burros y un caballo, lo que representó una pérdida económica de $113,720. El coyote fue mencionado como el depredador responsable por 16 de los 23 afectados.
Adicionalmente, 6 participantes mencionaron que perdieron animales por causa del coyote y pero también otras especies como el lince, el perro doméstico, el tlacuache, la zorra gris, el águila y puma. Las pérdidas económicas de los muchos ataques del coyote sumaron $73,720, pero el puma, con tres ataques a bovinos causó pérdidas por unos 40 mil pesos. Aunque el 20% de participantes cuenta con algún modo para deshacerse de los depredadores como armas o trampas, solamente se supo de tres personas que eliminaron predadores conflictivos en los últimos 3 años: un coyote y cuatro tlacuaches.
El impacto económico es elevado para la mayoría de los habitantes de la Sierra de Álvarez, ya que el 22% se dedican a la ganadería como principal actividad y para el resto es una importante fuente de ingreso. Pero solo 3 entrevistados posee un seguro por depredación. Más de la mitad mencionaron que estarían dispuestos a mejorar sus prácticas para evitar los ataques de los carnívoros a los animales domésticos y el 52% propuso mejorar las protecciones.
Por lo que respecta a las cámaras, el tesista obtuvo 1,248 fotografías de fauna que incluyeron 26 especies silvestres y 5 domésticas; 1,198 registros correspondieron a mamíferos terrestres, 5 a murciélagos vampiros y 45 a aves. Las cámaras detectaron cuatro especies de carnívoros de talla mediana y grande: puma con 3 registros (0.24% del total); lince con 17 registros (1.36%); zorra gris con 128 registros (10.26%) y coyote con 9 registros (0.72%). Entre los animales que también causan conflicto se detectaron: perros domésticos con 32 registros (2.56%) y tlacuache con 8 registros (0.64%).
El ahora biólogo considera que los conflictos generados con los pumas en Sierra de Álvarez se deben a la depredación de ganado y la creencia de la gente de que se trata de un animal peligroso con el que no hay forma de compartir espacio vital.
Estudios sobre el felino señalan que los ataques de pumas al ganado están relacionados con la disminución o la falta de sus presas naturales, pero el tesista encontró que en la Sierra de Álvarez la abundancia relativa del puma es muy baja, mientras que la abundancia relativa de su presa natural (venado de cola blanca y pecarí) es alta. “Podemos suponer que los pumas no necesitan depredar animales domésticos en este sitio para alimentarse, o que dichos ataques no ocurren en alta frecuencia”, señala.
Además, la gente teme a ser atacados por los depredadores, aunque el tesista no obtuvo ningún registro de ataques a habitantes de la Sierra de Álvarez.
Como alternativa para reducir el impacto de la depredación en la economía local, el estudioso propuso un programa de seguros ganaderos. Solamente el 2% de los encuestados cuentan con un seguro por depredación; la limitante para adquirirlo es el financiamiento, pero el beneficio por la conservación de felinos en la sierra sería mayor como política pública.
Además, para obtenerlo, los ganaderos se verían obligados a mejorar sus prácticas y para resguardar mejor a los animales. Una medida extrema es la reubicación en áreas lejanas a actividades pecuarias, pero, advierte, esta medida no siempre es efectiva, pues se ha visto que animales conflictivos reubicados a más de 400 km de distancia pueden regresar a sus sitios de origen”.