Un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina (apoyados por colegas de otras entidades de la UASLP y del Ipicyt), realizan un amplio estudio sobre casos positivos de covid en población vulnerable y proyectan evaluar también los casos de “covid largo”, o secuelas post infección.
El toxicólogo Fernando Díaz-Barriga Martínez, explicó que el virus daña no solamente al pulmón sino a otras partes del cuerpo humano como riñones, corazón, y cerebro. Ese daño permanece aún después de terminada la fase aguda de la covid. A esa secuela se le llama “covid largo”.
Resaltó que no todos los enfermos son afectados de igual manera, “pero ahora se sabe que existen amenazas químicas (contaminantes), físicas (partículas del aire) y biológicas (otros virus como el dengue, o toxinas de hongos presentes en el maíz) que alteran señales del cuerpo que pueden agravar los efectos del SARS-CoV-2.
Los investigadores trabajan en comunidades vulnerables la estrategia de la Organización Mundial de la Salud sanitaria denominada “Proyectos Comunitarios para el Retorno Seguro”, detalló Díaz-Barriga Martínez.
El muestreo del SARS-CoV-2 en comunidades tiene cuatro objetivos: la búsqueda activa de individuos contagiados pero que por alguna razón -por ejemplo limitantes económicas- no acuden a muestrearse; búsqueda activa de individuos asintomáticos (no presentan síntomas pero sí son capaces de transmitir virus); variantes en muestras positivas a fin de iniciar un proceso de vigilancia epidemiológica, y finalmente tener idea de la llamada “positividad comunitaria” (es decir: en población abierta, no en población sintomática, cuántas personas son positivas por ejemplo en un grupo de 100 individuos).
“Este dato modelado por nuestro grupo de epidemiólogos, permitirá conocer qué tan lejos estamos de llegar a la positividad del cinco por ciento que marca la OMS para una comunidad que puede tener retorno seguro”, dijo.
Los investigadores muestrean familias para detectar el virus SARS-CoV-2 (padre trabajador informal, madre e hijos); evalúan del daño pulmonar en una muestra aleatoria; realizan análisis de diabetes, obesidad y daño renal; evalúan amenazas químicas, físicas y biológicas; promueven un programa de comunicación de riesgos y plan de acción siguiente organizando colectivos infantiles, de mujeres y de trabajadores en ocupación precaria.
Con los resultados de las pruebas, establecerán un Registro de Pacientes para el seguimiento de los casos a través del Centro de Información y Atención Toxicológica, que opera en el Hospital Central.