El concierto de Luis Miguel en el viejo estadio Plan de San Luis fue una oportunidad que no desaprovecharon franeleros y vendedores ambulantes para hacer negocio, aunque los primeros cometieron serios abusos contra la población ante la ausencia de autoridades en la zona.
Siempre abusivos y usando hasta la amenaza en contra de los automovilistas, los franeleros cobraron hasta 200 pesos por un espacio de estacionamiento en las avenidas Zenón Fernández, Luis Donaldo Colosio Murrieta, Juegos Olímpicos, Mariano Jiménez e incluso en calles aledañas a éstas.
En cuanto pudieron, colocaron botes, piedras, sillas y otros objetos para apartar “sus” cajones de estacionamiento que luego “rentaron” a precios absurdos.
Si algún conductor se negaba a pagar los 200 pesos que cobraban por un espacio que es público, los franeleros amenazaban con que “algo le puede pasar al carro”, lo que desanimaba al propietario y lo obligaba a decidir entre pagar o buscar un estacionamiento más alejado de la zona del evento.
Otros aprovechados fueron los vendedores de impermeables que, aunque sin caer en actitudes agresivas como los franeleros, se lucieron vendiendo prendas de mediana calidad a precios de primera: 100, 150, 200 pesos o más les cobraron a las personas necesitadas de protección contra la lluvia.