Una mujer fue sometida en el 2017 a 30 sesiones de quimioterapia innecesarias, pues diagnosticada erróneamente con cáncer por dos médicos oncólogos del Hospital General de Zona (HGZ) No. 50 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), reveló una investigación de la CNDH.
El problema inicial consistía en un tumor con dimensiones de 2 centímetros que no era maligno, y que después de seis meses cuando se detectó el diagnóstico erróneo, éste creció a 10 kilogramos.
Debido a la mala praxis, la usuaria requerirá cuidados y tratamientos especiales por tiempo indefinido, los cuales deberá proporcionarlos el IMSS como consecuencia directa “de la inadecuada atención que recibió”.
Por ello, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), emitió la Recomendación 117/2022 a Zoé Alejandro Robledo Aburto, director general del IMSS.
Según lo documentado en el expediente CNDH/1/2019/10854/Q, la paciente acudió a la UMF No. 2 en abril de 2017 por fuerte dolor de espalda, glúteos y piernas, y personal médico le indicó que era una contractura, sin que funcionara el medicamento por lo que su dolor empeoró, además, no le quisieron hacer una tomografía al considerar que sólo era “la ciática”.
Al inicio de la valoración un director de Ortopedia “le dio una sentencia de muerte” cuando le dijo que tenía cáncer, pues escuchó que era maligno, agresivo, no operable y que “moriría en seis meses”.
Ya en el HGZ No. 50, “detectaron” tumor de células gigantes de hueso, por lo cual se le daría quimioterapia con objetivo paliativo por tumor de células gigantes de hueso ilíaco localmente avanzado no resecable, esto es, que no se le podía extirpar mediante cirugía.
Después de 30 sesiones de quimioterapia en seis meses sin mejoría, la pérdida de sensibilidad en toda la pierna derecha y los efectos secundarios de la quimioterapia, decidió en octubre de 2018, acudir a una hospital privado donde se enteró que el tumor de células gigantes diagnosticado no era maligno y ameritaba resección por poner en riesgo su vida ante el crecimiento de 10 kilogramos cuando inicialmente medía tan solo 2 centímetros.
Posterior a ello, se sometió a la cirugía que le costó 300 mil pesos, y que todavía en la actualidad tiene a la derechohabiente con impactos en su calidad de vida.
Debido a que ya no acudió al IMSS, éste alegó que la paciente abandonó por decisión propia su tratamiento médico.
Sin embargo, la CNDH refutó que la mujer no consideró seguir por hacer valer su derecho a una segunda opinión, donde se enteró que no tenía cáncer.
“De ahí que la pretensión del Instituto de que concluyera su protocolo de estudio posterior a que se le ocasionó una afectación mayor a la que presentaba en sus inicios, resulta insosteni-
ble”, sentenció.
Complementó que fue “atinente” haberse internado en un hospital ajeno al IMSS como consecuencia de la omisión y deficiencia en su manejo clínico inicial, temporalidad durante la cual el tumor incrementó su peso, sin que el alcance de su decisión fuera con la intención de “abandonar” su tratamiento por propia voluntad.