La Emperatriz deja territorio potosino y protagoniza tragedia

Con alegría, los capitalinos de San Luis Potosí despidieron a “La Emperatriz”, el tren canadiense que recorre territorios de aquel país, Estados Unidos y México, a manera de exhibición y fiesta por la fusión de las empresas.

Sin embargo, el recorrido se vio empañado por la muerte de una joven que se atravesó mientras se tomaba una selfie. El recorrido hacia la Ciudad de México se retrasó, por el accidente mortal que ocurrió entre las estaciones de Opala y Aragón, en el Estado de Hidalgo.

Aquí en San Luis, niños y adultos se comportaron y atendieron los llamados de advertencia del personal ferroviario y de policías en helicóptero para evitar que se cruzaran la vía.

“La Emperatriz” ya se fue y dejó para adultos de 75 años y más, una vivencia que les recordó sus años de juventud, de cuando las locomotoras de vapor eran parte de la vida cotidiana de Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales).

A los niños y a la gente de 40 a 55 años, les recordó el tren de vapor que colocaban debajo de los árboles de Navidad o la máquina 1180 que por años permaneció expuesta en el camellón central de la avenida Manuel José Othón frente a la Alameda Juan Sarabia.

Ésta, la de Canadian Pacific, lleva semana y media recorriendo el norte del continente, desde Canadá, todo el territorio estadounidense y entre Nuevo Laredo, Tamaulipas y la Ciudad de México. 

El ruido de las barras de acero sobre las que se mueven las ruedas de la locomotora, el pitido que las generaciones X de 1970 a la fecha solo conocen en películas invadieron el ambiente desde temprana hora.

Decenas de afortunados capitalinos pudieron ver que pasaban cerca de su casa la máquina y los 17 vagones de pasajeros, carga y panorámicos de la década de 1930, que arrastra.

El tren salió de los patios de los talleres de General Electric para pasar brevemente por las orillas de la Casa de la Caridad “Arzobispo Luis Morales Reyes” o Casa del Migrante para acomodarse en la vía número uno y avanzar por debajo del puente Miguel Valladares, seguir sobre el paso ferroviario por encima de la calle Manuel José Othón, hacer una breve parada en el edificio de la antigua estación, pasar por debajo del puente Universidad donde ya aguardaban decenas de curiosos, para presenciar la fusión de historia y tecnología.

Los potosinos que esperaron el tren en las vías abiertas, fuera de la estación, llegaron desde las 5 de la mañana y esperaron el paso ferroviario. Ya con la luz solar encima, escucharon el pitido antiguo que de inmediato llamó la atención de los niños. 

El recorrido atravesó colonias como El Paseo, Del Llano, Dalias, Valle de Dalias, Progreso, El Aguaje y Los Arbolitos, y despertó la emoción de los vecinos.