La presa El Realito y el acueducto fueron parte de un negocio bañado de corrupción, y es un embalse que está funcionando muy bien, no para dar agua, sino como maquinaria de dinero para la empresa operadora que fue contratada por los gobiernos de la época, y ahora lo preocupante es que se vaya a repetir ese esquema de corrupción, coincidieron investigadores de El Colegio de San Luis, que desahogan una línea de trabajo sobre el proceso constructivo el funcionamiento y todas las implicaciones del plan creado por Vicente Fox y el gobernador de la época.
Germán Santacruz, investigador del programa Agua y Sociedad de El Colsan; Francisco Peña, investigador del programa Agua y Sociedad de El Colsan; Edgar Talledos, investigador del programa Agua y Sociedad a través del proyecto Por México de Conacyt; Luis Enrique Granados, investigador del programa Agua y Sociedad de El Colsan a través del proyecto Por México de Conacyt; Hortensia Camacho, Investigador del Programa Agua y Sociedad de El Colsan y Elda Barbosa Briones, investigadora del Programa Agua y Sociedad de El Colsan a través del proyecto Por México de Conacyt, explican que ahora lo necesario es reponer el agua, pero al mismo tiempo no permitir que dentro del mismo Realito se repita ese esquema de corrupción, y se caiga en otra situación corrupta para el caso de un proyecto que no debe construirse, el de Monterrey VI, se llevaría agua de territorio de San Luis Potosí y es urgente que se detenga, se vigile la intención y se cuestione.
Advirtieron que la tranza es mucho mayor de lo que se piensa, porque los constructores del acueducto sabían que eran materiales de mala calidad y los hicieron, además de que son capaces de planear obra con una vigencia inducida para seguir ganando dinero, aunque en el caso de El Realito se les pasó la mano, y comenzó a fallar muy pronto.
Explicaron que en el caso de Nuevo León desde el principio se planea un proyecto hidráulico equipado con un acueducto de acero, y en San Luis Potosí desde hace más de un siglo, Los arroyos Jordán y la maroma dan agua a Matehuala con un tubo de acero rolado que no se ha fracturado en más de 100 años.
Explican que los embalses y trasvases de agua no son la solución para detener el deterioro del acuífero profundo, porque afectaría más un desequilibrio en la Sierra de San Miguelito que la presa El Realito, porque si se le llena de concreto al área de recarga, nada más no se va a tener agua.
“Es una falacia que con un trasvase se garantice la viabilidad del acuífero”.
Advirtieron que lo que se tiene que hacer no es una obra de corrupción como El Realito que no ha dejado agua, pero sí dinero a las empresas contratistas favorecidas por el gobierno, sino perseguir a los culpables, proteger las áreas de recarga del acuífero, llevar justicia hídrica a colonias históricamente sin servicio, y evitar perforar más pozos en una misma zona.
Explican que desde el principio, y lo sabían las autoridades de la época, El Realito fue una obra oscura, de mala calidad y por sí sola, testigo de más fallas de las que oficialmente se cuentan, porque los primeros problemas de la infraestructura ocurrieron el 9 de octubre de 2012, casi tres años antes de la entrada en funcionamiento, y de ahí para adelante, los incidentes demostraron la mala calidad de los materiales de una obra que se pudo detener a tiempo y nadie lo hizo.
Por esa razón explican que El Realito no es una obra hidráulica sino una obra financiera que benefició a los gobiernos de la época y a las empresas involucradas que siguen recibiendo cantidades multimillonarias de dinero público.
Explican que uno de los puntos para dar no solo agua sino seguridad jurídica a lo que viene, es decir no a la impunidad para resolver el agua.
“Una obra que nos vendan como hidráulica va a ser una obra financiera... es dinero de los contribuyentes, no del gobierno”.
Advierten que los gobiernos en turno también deben saldar cuenta con la obra mal hecha, y volver a tener una mirada moderada y ecologista del manejo del acuífero.
Por lo que se refiere al proyecto de la presa El Realito, recordaron que el gran abastecedor de agua es todo el territorio de la Sierra de San Miguelito por el lado sur, porque aporta sus escurrimientos hacia el río Santa María, mientras que por el lado norte llegan a la zona urbana de San Luis Potosí y a su acuífero.
Informan que la alerta socioambiental está desatada, incluso más allá que lo administrativo, esto último, indispensable en cambio para resolver el llamado a cuentas a los gobiernos y empresas que se habían del problema grave, de que el interés no era el agua sino ganar dinero, y de que el proyecto estaba podrido en corrupción.