El principal general de Sudán anunció el viernes el compromiso del ejército con vistas a un gobierno civil, en un aparente intento para conseguir apoyo internacional días después que una brutal batalla entre sus fuerzas y un poderoso grupo paramilitar hiciera añicos las esperanzas de una transición del país hacia la democracia.
En su primer discurso desde el conflicto en que ha quedado envuelto Sudán desde hace casi una semana, el jefe del ejército, el general Abdel Fattah Burhan, prometió que las fuerzas militares prevalecerán y garantizarán la "transición segura hacia un gobierno civil" en la vasta nación africana.
Sin embargo, para muchos sudaneses, el mensaje de Burhan fueron únicamente palabras huecas 18 meses después que sumara fuerzas con su actual rival para hacerse del poder en un golpe de Estado que ha dejado de lado a las fuerzas democráticas del país.
Burhan hizo su anuncio durante el feriado islámico del Eid al-Fitr, con el que se conmemora el fin del Ramadán y su respectivo mes de ayuno. Posteriormente, ambas partes emitieron comunicados indicando que habían acordado una tregua de tres días para permitir que la gente celebrara, pero los residentes aún podían escuchar disparos en partes de la capital, Jartum, una hora después que la tregua entrara en vigor.
El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken se sumó a los exhortos generalizados de un respiro de los combates. Pero dos altos el fuego anteriores esta semana no lograron consolidarse, lo que confundió los esfuerzos internacionales para detener la violencia.
Mientras tanto, Estados Unidos, sus aliados y otros países han estado buscando en vano formas de evacuar a sus ciudadanos, lo que hasta ahora se ha considerado demasiado arriesgado, con ambas partes combatiendo en Jartum y otros lugares. Algunos de los enfrentamientos más intensos se han producido en los aeropuertos.
El Pentágono ha trasladado un pequeño número de soldados a una base en el cercano país del Cuerno de África, Yibuti, para ayudar en una potencial evacuación. El presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley, discutió la situación con autoridades de defensa de Alemania, Italia y Canadá en una reunión en Alemania el viernes, de acuerdo con un funcionario estadounidense. Un tema era asegurarse de que los posibles esfuerzos de evacuación no entren en conflicto. El funcionario habló bajo la condición de mantener el anonimato para describir las deliberaciones.
El feriado, típicamente lleno de oraciones, festejos y ayuno, fue sombrío en Sudán debido a los disparos que se escuchaban en la capital, Jartum, y la enorme columna de humo que se divisaba a la distancia en el horizonte.
Las mezquitas celebraron oraciones matutinas dentro para proteger a los devotos de la intensa lucha. La violencia ha dejado al momento 413 muertos y 3.551 heridos, según la cuenta más reciente de la Organización Mundial de la Salud.
La cifra incluye al menos nueve niños muertos y 50 heridos en la lucha, dijo el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.
"Ya no hay un lugar seguro en Jartum", lamentó Dallia Abdelmoniem, una panadera de 37 años que huyó de la capital sudanesa con su familia el jueves, después que un misil atravesó su techo. El camino a las afueras de la ciudad estaba abarrotado de cadáveres. Abdelmoniem cubrió los ojos de sus sobrinas y sobrinos.
"Nuestra prioridad número uno es simplemente mantenernos con vida", dijo desde su nuevo refugio en las afueras de la ciudad, donde aún podía escuchar el aullido de la artillería y los disparos el viernes.
"En lugar de despertarse con el llamado a oración, la gente en Jartum volvió a despertarse con la fuerte lucha", tuiteó el embajador de Noruega en Sudán, Endre Stiansen. "¿Hay algún infierno más horrible que éste?"