La región de la reserva de la biósfera del Abra-Tanchipa se ha reducido a un 25 por ciento de lo que era hábitat natural de loros cabeza amarilla, ave característica de la Huasteca, advierten estudiantes e investigadores forestales de la UASLP.
Desde el mes de agosto del 2019, un equipo de investigadores y estudiantes de Ingeniería Forestal y del Instituto de Investigaciones en Zonas Desérticas realizan un conteo de poblaciones de loros cabeza amarilla en la Sierra del Abra-Tanchipa, declarada reserva de la biósfera desde 1994.
No obstante su declaratoria como área natural protegida, la región de la reserva de la biósfera se ha reducido a un 25% de lo que en un principio era el hábitat natural del loro huasteco.
José Romeo Tinajero Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones en Zonas Desérticas, encabeza un grupo de investigadores y estudiantes que realizan un proyecto de seguimiento del hábitat y anidación del loro huasteco cabeza amarilla, ave actualmente catalogada en peligro de extinción.
Participan además 20 habitantes de las comunidades de la Sierra en donde anida esta ave.
Apuntaron que este proyecto surgió debido a que la especie se encuentra en serio peligro de extinción, ya que sus poblaciones están declinando desde hace algunos años.
Durante los cuatro meses de investigación han encontrado que la densidad del loro es muy baja en la reserva, pues sólo han localizado 14 aves que pertenecen a esta especie, en una superficie de 21 mil hectáreas, que forma parte de la reserva de la biosfera Sierra del Abra Tanchipa.
Aunque el investigador Romeo Tinajero reconoce que quizá pudiera haber más nidos de esta ave en otras regiones de la Huasteca, como por ejemplo en el municipio de Tamasopo, la investigación realizada por el equipo de la UASLP, se ciñó a esta región por ser el área protegida, el objeto de estudio.
Además, la estudiante de la carrea de Ingeniería Forestal Paulina Chávez, apuntó que debido a la facilidad que presenta el loro, para aprender a hablar, es una especie atractiva para mantenerse cautiva y por ello los pobladores buscan los nidos para comercializar la especie y obtener recursos a través de ella, sin importar su reproducción o si destruyen sus nidos.
Este proyecto de investigación recibió recursos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas para llevarse a cabo y actualmente los investigadores trabajan la estandarización de los datos para presentar los resultados en enero del 2020.
Sin embargo, el equipo asegura que el proyecto continuará durante los meses de enero y febrero del 2020, pues es la época de anidación de la especie y más que nunca deben conocer el proceso, para cuidar y vigilar del ave en los momentos más vulnerables.