El color morado cobró vida en las calles de San Luis Potosí, donde los sentimientos florecieron a través de historias de lucha, resistencia y la esperanza de que la violencia contra las mujeres se cobre con justicia digna.
Niñas y mujeres, jóvenes y adultas, se unieron para tomar las calles y hacer visible su causa, marchando en memoria de quienes ya no están. "Somos el corazón de las que ya no laten", resonó en cada esquina, recordando que la impunidad sigue arrebatando la paz a quienes hoy lloran a sus seres queridas.
¿Listas? Comencemos
La movilización de este 8 de marzo fue encabezada por familiares de víctimas de feminicidio y madres buscadoras, quienes alzaron la voz en honor a sus víctimas. Aproximadamente 20 mil mujeres participaron, coreando consignas como "Tu familia está en la lucha" y "Gobierno corrupto, por tu culpa estoy de luto".
A medida que avanzaba la marcha, más personas se sumaban a los contingentes. La empatía se sentía en cada paso, mientras los minutos de silencio recordaban a las que ya no están, historias de vida que fueron arrebatas. Sin embargo, entre el dolor también hubo espacio para la resistencia desde la alegría: la música y la danza acompañaron a las manifestantes, convirtiéndose en elementos de energia y apropiación de espacios donde la mujer tiene cabida.
Maestras, trabajadoras del hogar, mujeres con discapacidad, sobrevivientes, migrantas, madres, estudiantes, activistas y potosinas de distintas realidades hicieron escuchar su voz. ¿Quién las acompañó? Un colectivo ciclista de mujeres fue acuerpando cada contingente, entre silbatos y avisos estas compañeras tomaron un papel destacado, fueron líderes.
Si bien, el feminismo propugna un modelo de sociedad igualitaria y solidaria, la iconoclasia del bloque negro representó a quienes ven en esta expresión una forma de lucha.
Un Estado en deuda
Las principales instituciones señaladas por su falta de acción fueron la Fiscalía General del Estado (FGESLP), Palacio de Gobierno y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). En la Fiscalía, el ambiente era de enojo y hartazgo. Familiares de víctimas denunciaron que las autoridades siguen minimizando los casos de desaparición y feminicidio, exigiendo que se apliquen correctamente los protocolos de investigación con perspectiva de género.
También se rechazó el levantamiento de la Alerta de Violencia de Género en algunos municipios del estado, una decisión que para muchas representa una negación de la crisis feminicida que persiste. Además, se denunciaron casos de acoso y hostigamiento, exigiendo medidas reales y efectivas para erradicar la violencia de género.
El bloque negro intervino en Palacio de Gobierno y el edificio central de la UASLP, dejando en sus muros mensajes de exigencia por la justicia, seguridad y un alto a la impunidad. A pesar de los refuerzos de seguridad colocados en los edificios, las manifestantes lograron plasmar sus reclamos, recordando que el miedo ha cambiado de bando.
Ni perdón, ni olvido
La marcha del 8M en San Luis Potosí dejó en claro que la lucha por la justicia y los derechos de las mujeres no cesa. Aunque la indignación y el dolor siguen presentes, la unión y la sororidad fortalecen el movimiento. La exigencia de justicia no es solo un reclamo de un día, sino una lucha constante que demanda respuestas y acciones concretas. El mensaje es claro: no habrá olvido ni perdón hasta que la violencia de género deje de ser una realidad cotidiana. Mientras el Estado continúe en deuda, la resistencia seguirá en las calles.