Graciela García, paciente renal y madre de familia, permaneció durante más de seis meses con un catéter doble y vencido en su cuerpo, luego de una cirugía fallida en la Clínica 50 del IMSS en San Luis Potosí. Aunque el dispositivo debía retirarse en menos de cuatro meses, las demoras institucionales, la falta de personal médico y el rechazo de alternativas médicas, agravaron su salud y la han llevado a exigir atención adecuada o el traslado a otra entidad.
La intervención inicial ocurrió el 18 de febrero de este año, cuando intentaron retirarle una piedra en el riñón. Sin embargo, el procedimiento no fue exitoso debido a la falta de equipo especializado, por lo que le colocaron el catéter de forma provisional. Desde entonces, Graciela ha vivido con dolor crónico, fatiga y síntomas que le impiden trabajar, mientras espera una cirugía que ha sido reprogramada o cancelada en varias ocasiones.
La paciente explicó que su médico tratante, solicitó transferirla a un hospital del IMSS en Monterrey, donde sí cuentan con el equipo necesario, pero su caso fue rechazado por no considerarse urgente. Incluso cuando intentó rentar por su cuenta el láser requerido, el hospital se negó a permitir su uso, por tratarse de un aparato externo.
La cirugía para retirar el catéter se pospuso varias veces. El 1 de julio, cuando estaba por ser intervenida, le informaron que no había urólogos disponibles por vacaciones. Cuando finalmente se realizó el procedimiento el 24 de julio, fue una médica pasante quien lo ejecutó bajo la supervisión de un titular.
También la anestesia fue aplicada por un practicante, quien falló en repetidas ocasiones. Desde entonces, Graciela ha experimentado dolor lumbar y síntomas neurológicos.
A su situación se suma la saturación en el sistema: fue dada de alta sin seguimiento y le ofrecieron una nueva cita médica hasta enero de 2026. Mientras tanto, ha tenido que recurrir a atención privada y endeudarse para cubrir medicamentos, análisis y valoraciones externas. "Estoy haciendo tandas para poder costear la cirugía por fuera. Sólo quiero que me atiendan como derechohabiente, no estoy pidiendo privilegios", expresó.
El caso de Graciela refleja una problemática estructural más amplia. De acuerdo con testimonios de otros pacientes en la misma clínica, esta ha cancelado otras intervenciones por falta de especialistas y pacientes de otros municipios han sido rechazados ante la carencia de personal capacitado. Ella misma reconoce que el IMSS le brindó buena atención en años anteriores, pero considera que la calidad del servicio ha caído desde la pandemia.