A sus 63 años de edad, Crispín Arenas continúa con el oficio de globero, actividad que le ha permitido salir adelante desde que tenía seis años de edad, cuando apoyaba a sus padres y ayudaba a llevar el sustento al hogar.
“Éramos muchos hermanos, yo soy el más grande y tuve que salir a trabajar”, dijo.
Señaló que actualmente solo él y otro compañero han seguido con este trabajo, comercializando globos tradicionales que hace más de 50 años se vendían en 35 centavos, actualmente el globo tradicional es pintado con goma laca y alcohol industrial y cuestan 30, 35 y 40 pesos.
Compartió que la venta ya no es la misma a la que se daba en aquella época, “la gente ya no compra igual, de por sí de los viejos globeros ya nomás quedamos dos.”
Relató que había días en que vendía más de 100 globos en medio turno, teniendo que inflar más globos y pintarlos para seguir con la venta. Gracias a que antes era un trabajo redituable, pudo sacar adelante a sus seis hijos.
“Para inflar 15 globos de estos empiezo a las seis de la mañana, acabo después de las ocho, para salir a vender después de las 9 de la mañana”, detalló.
Aunque su actividad generalmente la realiza en los tianguis, ayer aprovechó el desfile de la Revolución Mexicana para ofrecer sus globos, teniendo buena respuesta por parte de los asistentes, principalmente madres de familia que compraban para sus niños.
Los domingos acude a la plaza principal de Soledad ya que se reúnen decenas de familia en el sitio y le va bien con la venta.
Señaló que ninguno de sus hijos se interesó en seguir sus pasos, pero sí uno de sus nietos. “Este es el globo tradicional ya los otros utilizan globo metálico, con otras figuras, nosotros fuimos incorporando las tortuguitas hace unos años, pero seguimos ofreciendo el tradicional. Solo uno de mis nietos dice que le gustaría trabajar como yo, pero le digo que estudie porque ahora ya no se gana como antes”, concluyó.