Solución lejana Pozo sin fondo
La zona metropolitana de la capital y de Soledad de Graciano Sánchez se ha convertido en el motor de la actividad delictiva en la entidad.
En una mayor proporción, por una obvia cuestión de densidad poblacional, la capital aporta el mayor número de denuncias, por mucho.
Pero ese volumen de denuncias beneficia a Soledad, pues minimiza su propia incidencia, que de por sí, es alta.
Siguiendo con la capital, las cifras de septiembre no presentan ninguna mejoría. Salvo el delito del aborto, que tiene una proporción minoritaria en el total de denuncias, todos los demás presentaron incrementos.
Las acciones estatales y que ha adoptado también el ayuntamiento no demuestran incidir en una mejoría.
El más reciente conteo, el de septiembre, incluye la entrada en operación de las más de 150 patrullas arrendadas por la alcaldía.
Poco tiempo para evaluar su efectividad como herramienta para paliar la inseguridad. Pero, a primera vista, no presentaron ningún efecto. Habrá que esperar más para saber si esos vehículos son la solución prometida.
En tanto, no queda más que la resignación de ver a esta zona urbana cada vez más afectada por la delincuencia.
La Dirección General de Pensiones está comprando tiempo, pero no parece acercarse a la solución de la descapitalización de los fondos de retiro de burócratas y maestros.
Las medidas que explica el titular de la dependencia, Oziel Yudiche, y que al parecer son las que estarían aligerando el problema están orientadas a evitar que haya más jubilados, pero no atienden el problema principal, que es la falta de recursos.
Alargar la vida productiva de sus asegurados, elevando la edad de retiro a los maestros y “comprar” tiempo, pagándoles a los que ya estarían en condiciones de retirarse para que no lo hagan son aspirinas para curar una enfermedad mayor, que es la descapitalización de los fondos.
El problema no es de esta administración, pues se ha arrastrado desde hace décadas.
Aunque habría que remarcar que Yudiche Lara lleva ya diez años y tres administraciones estatales al frente de la dependencia, en los que no ha podido solucionar el problema de fondo de la dirección.
La solución para este problema, como lo es para otras muchas dificultades del servicio público, es dinero. Desafortunadamente, no lo hay, al menos por el lado del gobierno.
Así que, como suele ocurrir, deberán ser los supuestos beneficiados, maestros y burócratas, los que carguen con el peso de la solución, aportando más tiempo de sus vidas hasta que se encuentre una solución.