En medio de las protestas y cierres viales de universitarios en el Centro Histórico de la capital, hubo repartidores de mercancía que hallaron la forma de cumplir con su trabajo sin entrar en conflicto con las manifestaciones de las y los estudiantes.
Fue el caso de los conductores de una camioneta cargada con bolsas enormes de productos de línea de ropa de cama que pudieron estacionarse en la esquina de la calle Simón Bolívar y su cruce con Venustiano Carranza, justo frente a un grupo de alumnos de la Facultad de Derecho que cerró el paso de Bolívar rumbo al norte.
Los trabajadores realizaron numerosos viajes desde la citada esquina hasta el número 712 A de V. Carranza, donde opera un negocio de franquicia nacional que vende sábanas, colchas, edredones, toallas y productos similares.
Arrastrar las pesadas bolsas a lo largo de dos cuadras y media fue tarea titánica, pero se logró. Otros repartidores en la misma zona no tuvieron la misma suerte.
Algunos comerciantes expresaron a este diario que los motivos de la protesta estudiantil son entendibles, pero consideraron deseable que exista un equilibrio entre el derecho a manifestarse y el derecho al trabajo y al libre transito de peatones y vehículos.