Pasada la temporada de venta de la flor de cempasúchil, productores agrícolas del norte de la capital ya comienzan a trabajar sus terrenos para otro tipo de cultivos.
Ellos mencionan que desde hace cuatro años, a partir del fin de la pandemia de Covid–19, les ha ido muy bien con la venta de la flor amarilla. Calculan que se vendió un 80 por ciento de la producción “o un poquito más”.
Ahora, los sobrantes de cempasúchil se podrán vender a criadores de aves de corral que usan esta flor en combinación con otros nutrientes para obtener huevos de yema de color amarillo intenso.
En los campos subsisten algunas secciones sembradas de la flor de los muertos y muchos de los ejemplares tienen precisamente ese color intensamente amarillo. Este año sobró más “garra de león”, la flor de color guinda que también se usa en las ofrendas mortuorias.
Buena parte de los campos muestran surcos recién hechos y recién regados en donde se sembrarán otros cultivos, como la flor de nube que casi todo el año se vende bien a los floristas, pues es un complemento muy usado en los arreglos y ramos de flores para obsequio.