A pesar de que había un acuerdo con vecinos del barrio de San Miguelito para retirar los adoquines del área de reparación de calles con los procedimientos de cuidado necesarios, a un costado del templo, los constructores utilizaron maquinaria, condición que no garantiza la integridad de las piezas.
El retiro de adoquín en la calle Pedro Vallejo del barrio de San Miguelito, debía realizarse a mano y pieza por pieza, para abrir la posibilidad de reponer cada una de ellas después de un tratamiento para el que es necesaria la participación de personas que se dedican al labrado de piedra.
Los adoquines del centro de la ciudad y los barrios, son piezas de un tipo de piedra denominado "ojo de víbora", que por su dureza ofrecen mayor resistencia al paso y el peso de los vehículos.
Sin embargo, según el criterio del Instituto Nacional de Antropología e Historia, cada pieza debe ser retirada a mano para evitar que sufran daños innecesarios y ajenos al desgaste propio del uso.
El siguiente paso obligado es el labrado de cada una de las piedras para devolverles su esplendor y las condiciones para que permitan la adherencia de los vehículos a la superficie de rodamiento.