La iconoclasia se plasma como una herramienta de elección para aquellas que durante la marcha del 8M buscan transmitir su mensaje a través de actos ejecutados por romper, destruir y desafiar los símbolos históricos establecidos. Esto ha emergido como un acto de rebelión que más allá de las palabras, marca el paisaje urbano con gestos simbólicos de resistencia y reivindicación.
Para apreciar plenamente la importancia de la iconoclasia en estas manifestaciones, resulta fundamental examinar el contexto histórico que ha dado origen a la manifestación de este fenómeno.
Desde las primeras protestas del movimiento feminista hasta el día de hoy, las mujeres han abogado por la desarticulación de las estructuras opresivas que las confinan a roles subalternos.
“La iconoclasia funciona como un recordatorio visual de esta lucha por la igualdad de género, es una obra en construcción, un proceso en constante evolución que redefine y revitaliza en la resistencia feminista”, comentó Natalia Vargas, muralista feminista.
En este marco del Día Internacional de la Mujer, las calles también se vuelven objeto y espacio de la creación artística por medio de grafitis, murales y performances que dan vida a una nueva narrativa visual que desafía a la sociedad patriarcal.
“Cada acto de desafío es una afirmación de la necesidad de cambiar las narrativas y espacios que perpetúan la desigualdad”, agregó.