Semáforo peligroso Centinela hasta el tope

Terminó la semana con una importante diferencia de criterios entre los gobiernos federal y local por la propagación imparable del coronavirus COVID-19. Mientras del centro dictan la orden de clasificar a San Luis Potosí en semáforo naranja, la pandemia sigue imparable, y no hay para cuando se sienta el peso de la autoridad para obligar a las medidas de distanciamiento y uso de medidas de contención de contagios.

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El semáforo naranja es indicador de un Gobierno Federal desarticulado, y no están vendiendo la verdadera dimensión de las consecuencias de malas decisiones, tales como permitir el relajamiento de las medidas justo cuando el país más necesita terminar con los miles de muertos que en tan sólo seis meses están por alcanzar el número de los que reclamaban por delincuencia en todo el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.

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En esta ocasión, no se trata de acciones dolosas de los delincuentes, pero sí de lo que parece ser la pérdida progresiva de la capacidad del gobierno de México para detener a tanto imprudente que anda en las calles diseminando virus. En cierta medida, el semáforo por sí solo confunde. Es naranja pero parece rojo, la autoridad lo ve amarillo y la ciudadanía verde. Así, con esa sincronía, no se llegará lejos en el intento por parar la pandemia, y disminuir los contagios en el tercer país con la cantidad proporcional de muertes en el mundo.

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Luego de que el gobierno federal decretó 30 días de duelo nacional por las muertes derivadas de coronavirus COVID-19, y de la suma de gobiernos locales, cabe observar que no basta con una acción de la autoridad para hacer respetar el dolor de quienes perdieron a un familiar, amigo o compañero de trabajo. Un gobierno descoordinado es el que ha traído como consecuencia que cada entidad federativa se salve como pueda, cuando hay voluntad de hacerlo.

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La pandemia va cambiando mentalidades poco a poco. Incluso aumenta la cantidad de personas que se ha sometido a las pruebas para determinar si hay invasión del virus, y con ello confirmar o descartar alguna probabilidad de atención médica especializada. Incluso, el Instituto Potosino de Investigación en Ciencia y Tecnología (Ipicyt) ya ha recibido múltiples solicitudes de atención de potosinos que han arriesgado parte de sus ingresos para pagar las diversas pruebas.

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La apertura de la unidad Centinela en las instalaciones de la Feria Nacional Potosina es un indicio del escalamiento descontrolado de los contagios. Miles de potosinos insisten en salir de su casa “a nada” y llenar las calles de gente y aire que suele contaminarse de virus y bacterias. No les importa el riesgo ni las consecuencias del contagio a personas vulnerables.

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No falta mucho tiempo para que la unidad Centinela se colapse, al ritmo de contagios que avanzado en todos los segmentos de toda la población de San Luis Potosí sin que los ciudadanos irresponsables hagan algo por impedirlo.

¡HASTA LA PRÓXIMA!