A diferencia de hace un año, cuando se registraron protestas de visitantes que no pudieron entrar al cementerio privado de Valle de los Cedros, este lunes y martes hubo paso franco para todas las familias e incluso para grupos de mariachis que acompañaron con sus canciones la inhumación de personas fallecidas justo en estas festividades del Día de Muertos.
En el panteón privado, personal de seguridad tomó la temperatura de los visitantes a la entrada y les recordó las medidas de prevención de contagios virales. Adentro, personal de ventas del camposanto ofreció promociones y paquetes de servicios funerarios a los familiares de quienes ya son “inquilinos” de los vistosos campos cubiertos de césped bien cuidado.
Hacia donde quiera que se dirija la mirada en este cementerio, lo que llama la atención es el contraste entre lo verde del pasto y el amarillo de las ofrendas florales para las y los difuntos.
También llaman la atención los arreglos que las personas hicieron en los sepulcros de personas que murieron a muy corta edad. Figuras de globo de fantasmitas, calabazas de Halloween o incluso un “Spiderman” guardián, destacaban entre las tumbas.
Las siempre sentidas notas de la canción “Amor Eterno”, de Juan Gabriel, sonaron a lo lejos tocadas por un mariachi, como despedida final a quien sería sepultado más temprano que tarde.
Afuera del Valle de los Cedros, los visitantes sufrían por hallar un estacionamiento, pues los espacios propios del cementerio resultaron insuficientes. Vecinos de las torres departamentales situadas enfrente advirtieron con mantas vinílicas que sus cajones no pertenecen al panteón y que se llamaría a la grúa municipal en caso de invasión.