A una semana y media del nacimiento de dos jaguares en el parque Tangamanga I, ha sido difícil determinar el sexo, porque no se desprenden de la mamá, se les amamanta y el proceso para que adquieran mayor autonomía, podrían pasar unos días más.
La determinación del sexo de los jaguares es necesaria para la definición de la forma en que los animales serán tratados a lo largo de su vida, incluyendo diagnósticos propios del género masculino o en su caso del femenino.
Los animales se enfrentan a sistemas de vigilancia médica según se trate de sexo masculino o femenino, y con base en su diferencia sexual, el área veterinaria programa la vigilancia de su desarrollo para verificar posibles enfermedades, o en su caso, tratamientos propios de la etapa de crecimiento.
En el proceso el personal del área, deberá realizar las adaptaciones al espacio de los jaguares para que se les permita descansar alimentarse, hacer sus necesidades fisiológicas e incluso jugar.
El aprendizaje previo con el primer jaguar, el padre, “Pazum”, indica que deberán ser elegidos los juguetes idóneos para el tipo de animal del que se trata. En 2016, “Pazum” recibió al principio un balón de basquetbol para jugar.