La tormenta sabatina reveló que la infraestructura hidráulica de la capital sigue siendo muy vulnerable a cualquier lluvia de mediana intensidad hacia arriba.
Pavimentaciones recientes en zonas altas aceleraron la bajada de agua pluvial hacia la avenida Hernán Cortés; que carece de un drenaje profundo, por lo que el ducto central de esa vía, construido en el trienio de Octavio Pedroza Gaitán, fue insuficiente para evitar una inundación que sobrepasó las vías férreas que cruzan esa vialidad.
El agua invadió los dos cuerpos de circulación vehicular y las colonias Industrial Aviación, Aeropuerto y Damián Carmona.
El colector pluvial Hernán Cortés, de más de 60 pulgadas, fue construido en el primer semestre del año 2006.
Sin embargo, la fuerte bajada de agua de las colonias Rural Atlas, Mezquital y otras de los alrededores, precisamente por esa avenida, mostraron la insuficiencia y la falta de infraestructura pluvial. Las cajas colectoras ubicadas en los cruceros de las calles 6, 5 y 4, captaron lo que pudieron, pero no fue suficiente.
Como no había ocurrido en años, el agua brincó el camellón central y los rieles, y buscó su cauce hacia el río Santiago por las avenidas Del Día, Del Sol y Aeropuerto, también afectadas por el progresivo desnivel del suelo producto de una falla geológica.
En los primeros minutos de la tromba, el agua ya había invadido por completo camellón y superficie de rodamiento, banquetas, locales comerciales, patios de viviendas, parte de un mercado y el parque recreativo municipal “Cri crí”.
En el poniente de la ciudad, cerca del parque Tangamanga 1, la presión del agua procedente de ese espacio provocó daños en el colector pluvial ”Canalón” de Urbano Villalón, en el crucero de la avenida Coronel Romero. La corriente expulsada por las cajas colectoras, terminó por destrozar las rejillas ubicadas frente a la Universidad Politécnica.