En el kilómetro 100 de la carretera San Luis Potosí-Matehuala, en Charco Cercado, Guadalcazar, San Luis Potosí, en varios puestos trafican con cactáceas, algunas endémicas y en distintas categorías de riesgo, lo mismo ofrecen biznaga roja, mammillarias e incluso peyote.
También persiste la venta de animales silvestres, como venados o serpientes.
En un recorrido se observaron alrededor de 15 puestos de venta de cactáceas, encabezados por mujeres, aunque en algunos no había ninguna persona a cargo, los puestos se encuentran a cerca de 20 o 30 metros uno de otro y la mayoría de las cactáceas se ven descuidadas, dentro de envases de refrescos, de jugos o leche y en latas.
Las especies más grandes, como la biznaga roja, las ofrecen en 300 pesos, las más pequeñas, muchas de la familia de las mammillarias en 50 pesos.
Las vendedoras, cuya edad ronda entre 40 y 60 años de edad, señalan que es una forma de obtener ingresos, aunque hay días en los que no venden nada.
En su labor de convencimiento argumentan que son plantas nobles, que no requieren de mucho cuidado, ya que al ser desérticas no deben tener un riego constante y algunas de las especies por su lento crecimiento, tampoco necesitan de mucho espacio.
Explican que ellas se dedican sólo a la venta, los ejemplares son llevados desde los cerros más altos y alejados de la carretera, incluso aseguran que fueron cortados del sitio donde nacieron sin causarles daños y que pueden desarrollarse sin problema alguno al ser trasplantadas.
A cualquier persona que se detenga cerca de donde se exhiben los cactus, se aproximan las mujeres con rapidez, ofrecen alguno de sus cactus o solicitan alguna moneda. Esa región se ha caracterizado por la venta ilegal de flora y fauna silvestre.
Con discreción, una señora de la tercera edad menciona que también tienen peyote y al mismo tiempo justifica que es una planta muy pequeña, y dice que no tendría por qué ser un delito venderla, ni haber temor de ser detenida por las autoridades.
Sin embargo, el ambiente se torna sospechoso e inseguro por la forma de actuar de las personas, principalmente de hombres en motocicletas que se desplazan en los alrededores, siempre alertas, vigilantes.
Coleccionistas extranjeros
Un estudio hecho por Héctor Manuel Hernández Macías, doctor en biología con especialidad en botánica, y otros investigadores encontraron 74 especies de cactáceas, la mayoría endémicas en la reserva ecológica Real de Guadalcázar, ubicada en el municipio de Guadalcázar, San Luis Potosí.
El muestreo se realizó en un área de 2,400 kilómetros cuadrados a principios de los años 90.
“Cuando uno llega al entronque de Guadalcázar, se ve un valle hacia el norte, enorme, esa zona se estudió por muchos años, sobre la diversidad de cactáceas, y encontramos que es la zona más rica en diversidad de cactáceas en el mundo, no solo del país, comparándola con otras regiones de Brasil, Bolivia, Argentina y Chile, no hay una región tan rica en cactáceas como ésta”, dijo el investigador.
Señaló que en ningún otro lugar existe esa diversidad, ni siquiera en Sonora, Baja California o Valle de Tehuacán, que también es famoso por su diversidad de cactáceas por sus cactus gigantescos.
En cambio, las encontradas en Guadalcázar son especies de cactus muy pequeñitas y se requiere de experiencia para poder localizarlas.
“Son una especie de miniatura y se pueden confundir con el sustrato, piedras donde crecen. Lo que se llama Valles de Tehuacán, es una zona muy famosa, porque escénicamente es muy atractiva, es muy impactante por los cactus gigantes, pero no tienen la diversidad como Guadalcázar”, sostuvo.
Refirió que una de las razones para que se decretara en los años 90 esa reserva de la biosfera, fue el estudio sobre las cactáceas de El Huizache, entre otras razones; sin embargo, lamentó que no funcione realmente como una reserva, ya que no se le ha dado el interés que requiere.
“Es una reserva que tiene un decreto oficial, pero no existe en la realidad, no tiene un presupuesto, ha habido algunos intentos de plan de manejo, pero no funciona como reserva realmente”, advirtió.
“Se llama región ecológica del desierto chihuahuense, y solamente considerando esa región, la zona más rica biológicamente es Charco Cercado, El Huizache, Guadalcázar”, explicó.
Tras el estudio que se desarrolló en esa región, se detectó que alrededor de 30 por ciento de las cactáceas mexicanas están dentro de alguna categoría de riesgo.
Subrayó que existen otros criterios que muestra la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), otra forma de evaluar el estado de riesgo de las especies y dentro de esta lista una buena cantidad de la zona de San Luis Potosí están amenazadas.
Entre los factores principales para que se origine este problema, aseguró, es el tráfico ilegal de cactáceas, que el biólogo estima que lleva cerca de un siglo realizándose, con el saqueo de ejemplares de nuestro país.
“Hay registros de recolectores que desde principios del siglo pasado mandaban plantas a Alemania, Estados Unidos, y hay una demanda en el mercado negro por parte de gente, de colectores europeos.
“Se comercializan por debajo del agua estas plantas, no son pocas, son varias, yo diría decenas de especies que se trafican, porque hay una demanda. La gente, por ejemplo, colectores, coleccionistas europeos, checos, alemanes, franceses, en Japón, Singapur, los Emiratos Árabes Unidos, Catar, compran esas plantas a través del mercado negro”, dijo Héctor Manuel Hernández.
“El comercio ilegal tiene esa forma, no son las plantas que uno encuentra en los mercados o en Charco Cercado, eso es como un problema más secundario. El problema más serio es los disque turistas ecológicos que vienen a México y por debajo del agua colectan esas plantas y se las llevan. Hemos sabido de alemanes que les pagan a gentes de la República Checa, el viaje para que vengan a cortar lo que necesitan.
“Antes, en el pasado, en México no había regulaciones para esto, entonces cualquier persona podía venir y llevarse lo que se le diera la gana. Cuando una especie está sujeta a comercio ilegal, esto puede ser un factor para que se le ponga en categoría de amenazada; es decir, cuando una especie es muy rara en condiciones naturales y, además, su hábitat está muy perturbado o sometido a comercio ilegal, aparecerá como amenazada.
“Hay varias especies de mamillaria, turbinicarpus, airocarpus es otra que parecen magueyitos que es una de las especies más buscadas por colectores. Nosotros descubrimos una especie nueva de airocarpus de esa zona, también descubrimos una especie nueva de chaute, que ya está en la lista de amenazadas, porque luego los coleccionistas se enteraron y entró muy rápido en la lista de amenazadas.
“El problema es aplicar la ley, no hay inspectores, no hay nada de eso”, dijo.
Ejemplares en riesgo
El Área Natural Protegida Reserva Estatal “Real de Guadalcázar”, de acuerdo con la página oficial de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam), fue decretado el 27 de septiembre de 1997 y reformada el 17 de marzo de 2006. Su plan de manejo se publicó el 4 de marzo de 2008.
Cuenta con una extensión de 256 mil 826.45 ha, que comprende los municipios de Guadalcázar, Villa Hidalgo y Cerritos.
En esta reserva se localizaron 70 especies de cactáceas, de las cuales 32 están listadas dentro de la NOM-059-SEMARNAT-2010 en las diferentes categorías de riesgo: una en peligro de extinción, ocho amenazadas y 23 sujetas a protección especial; 20 de ellas son endémicas.
Entre la oferta de plantas predomina la biznaga barril de lima y/o biznagas rojas (Ferocactus pilosus), el bonete o birrete de obispo (Astrophytum myriostigma), el izote o palmachina (yuca filifera), la biznaga maguey chautle o falso peyote (Airocarpus retusu), la biznaga tonel grande (Echinocactus Platyacanthus), coyonoxtle (opuntia imbricata), el órgano (lophocereus marginatus), garambullo (myrtillocactus geometrizans), los chilitos (mamillaria magnimmama) y el peyote (Lophora williamsi).
Este último es una especie que desde 2009 tiene la categoría de vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), mientras que en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 la reporta como una especie en riesgo, sujeta a protección especial (Pr).
El Anexo Normativo III de la Norma Oficial Mexicana incluye además las siguientes especies, que también se comercializan y se agrupan de la siguiente forma: la biznaga maguey chautle (Airocarpus retusu) y el bonete o birrete de obispo (Astrophytum myriostigma) ambas endémicas, se encuentra en la categoría Amenazada (A), que refiere a que podrían llegar a encontrarse en peligro de desaparecer a corto o mediano plazo, si siguen operando los factores que inciden negativamente en su viabilidad, al ocasionar el deterioro o modificación de su hábitat o disminuir directamente el tamaño de sus poblaciones.
La biznaga tonel grande (Echinocactus Platyacanthus) y la biznaga barril de lima (Ferocactus pilosus) son también especies endémicas, sujetas a protección especial (Pr), el resto no aparecen dentro de la lista.
Tales especies se ofertan de manera abierta en Charco Cercado.
Otro académico entrevistado, quien pidió mantener el anonimato, precisó que el “bonete de obispo”, conocido en el mercado internacional como cactus de estrella (Astrophytum Myriostigma), es una planta cuya venta está permitida en viveros especializados en cactáceas.
En una pequeña macetita su precio se encuentra en 50 pesos, sin embargo, hay personas que prefieren comprarla cuando ya se ha desarrollado, por lo que alcanza un costo superior a los 500 pesos, esto origina que la planta sea robada para el comercio ilegal.
El académico relató que en una ocasión fue contactado por una persona asiática para la búsqueda de ejemplares, dicha persona se hizo pasar por investigador, sin embargo, pudo identificar que se trataba de un usurpador.
Omisión a la ley
Charco Cercado ha sido escenario desde hace años de operativos por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para detener la venta ilegal de fauna silvestre, ahí solían comerciar con serpientes, aves rapaces y canoras, incluso traídas de selvas tropicales, zorrillos, venados y coyotes, entre otras especies.
En la actualidad se sigue comercializando la víbora de cascabel, aunque las mujeres responsables de los puestos que ahora se encuentran en el lugar ya no las exhiben.
Aunque es raro, aún es posible encontrar pequeños venados que los traficantes mantienen en jaulas en espera de un comprador.
Lo que sí ofrecen con normalidad son las víboras de cascabel secas, de acuerdo con los habitantes de esa comunidad, tiene diversas propiedades curativas.
“La víbora se debe comer como si fuera sal, el polvito que queda al molerla se coloca poquito en la comida, no tiene sabor. Hay personas que prefieren comerse la carne, pero para quienes no, también es muy bueno consumirla seca”, dijo una mujer, mientras ofrecía su producto.
Entre las vendedoras y habitantes de Charco Cercado existe desconfianza hacia las personas extrañas, debido a que en otras ocasiones se ha documentado la venta ilegal de fauna silvestre, catalogada como delito federal.
Cuando alguien llega se mantienen alerta y la alarma aumenta desde que ven que una persona trae en su mano un celular y dan por hecho que se les está grabando.
Relatan que a ellas les llevan plantas y animales, refiriéndose a los hombres, quienes años antes se encargaban del acopio de los distintos ejemplares, para comercializar a orillas de la carretera 57, esos mismos hombres son quienes ahora se dedican a la vigilancia de la zona y a recolectar las cactáceas.
En el Código Penal Federal (CPF) se describen las conductas y actividades que se consideran delitos, entre ellos los delitos contra la biodiversidad.
Pese a las sanciones previstas en el Código Penal Federal, la actividad persiste en la región y algunas personas que la realizan sostienen que la venta de fauna silvestre no es lo mismo que vender las cactáceas, su argumento es que esas plantas abundan en los cerros.