Un conciliador pugnaz (VIDEO)

Para gobernar San Luis, primero hay que reconciliarlo de la división creada por su clase política, señala el notario Leonel Serrato, al tiempo que la juzga de manera mordaz

El notario Leonel Serrato Sánchez no quiere gobernar sobre las ruinas de San Luis cuando pase la elección del año entrante, lo que pretende hacer abanderando a Morena.

El coordinador de Programas Integrales del Bienestar en la zona metropolitana señala que la ruptura del tejido social, que mucho le debe al “zoológico de odio social” en que se ha convertido la clase política potosina, debe detenerse, por lo que, cuando esté en el poder, iniciará un proceso de reconciliación social.

Pero advierte que no será fácil, pues requerirá que partidos y políticos reconozcan sus culpas y expliquen muchas cosas; además, de castigar la corrupción en que ha incurrido la clase política en el gobierno.

No sólo cambiaría San Luis. También está cambiando él, asegura, a raíz de una reciente acusación de misoginia. Señala que trata de “deconstruir” a ese Leonel Serrato brusco, pero admite que no es fácil.

Por méritos propios

Serrato Sánchez desestima las posibilidades de una fractura en Morena por los 13 aspirantes declarados a la candidatura a gobernador.

De entrada, atribuye esa cantidad a que el partido del presidente se ha convertido en un imán político. Se volvió atractivo para todo mundo, bromea, que sólo faltó la postulación del payaso “Chuponcito”.

Sobre el proceso de selección, también expresa confianza, no sólo porque medirá el conocimiento popular de los aspirantes, sino también valorará  sus trayectorias.

Y ahí, dice, hay elementos en la que él hace la diferencia. Ahí se descubrirá “se fue a su casa los últimos doce años, o simplemente acaba de aparecer a bordo de una patineta eléctrica. o me gustó hacer tiktoks”

Por su parte, recuerda, cuando lo invitaron a ser candidato de Morena a la alcaldía capitalina, “sabía que no era la primera opción, pero también sabía que era una herramienta para que Morena creciera y para que el presidente obtuviera una buena cantidad de votos aquí en San Luis Potosí”.

Los dos “San Luises”

Para Serrato Sánchez, el 2021 es una oportunidad para el cambio estructural que anticipa y que deshará la inercia que tiene a San Luis como “un pueblote”.

Su diagnóstico sobre la situación de la entidad, es sombrío. 

“Tenemos en San Luis capital personas que viven como en Copenhague, como en Amsterdam, y a 11 kilómetros lineales, como en Etiopía”, asegura. 

De vuelta al tema del cambio estructural, Serrato Sánchez indica que, tras 12 años grises, es posible ejercer un liderazgo eficiente.

Y el cambio podría extenderse, porque además de todos los cargos de elección popular, también se renovarán ocho magistraturas en el Poder Judicial del Estado.  

“Estaremos hablar entonces una reestructuración absoluta del Estado potosino”, indicó, lo que podría dar pie a una renovación profunda de los poderes públicos.

El zoológico político

Pero otro paso para transformar a San Luis, desde el punto de vista de Serrato Sánchez, es el de sacar al estado de la espiral de “odio social” que han creado los políticos.

“No vamos a poder avanzar como sociedad en la transformación si seguimos teniendo estos segmentos. Macabeos en un lado, los conejos en el otro, Hay toda suerte de animales. Los pollos en el otro. Los pandas en la Huasteca”.

Este “zoológico de odio social”

Esta división ha provocado que la mezquindad se instale en palacio e impida al estado crecer, aseveró.

Para reconstruir a la sociedad, deben estar todos, indica. Pero una aseveración suya reflejó qué tan distante está la meta:  “incluido Ricardo Gallardo. Pero no sólo yo no votaría por él, sino que no lo querría cerca de un tapanco en el que yo estuviera”

Pero a la vez, señala que está convencido de que en todos los espacios hay ciudadanos de valía. “Incluso en el PRI, donde hay personas magníficas. Hay gente en el PAN a la que San Luis debe agradecerle muchas cosas”, reconoció. Y en el Verde “históricamente, hay gente buena. Poquita, pero hay gente buena”

Pero para Leonel Serrato, la reconciliación también pasa por el castigo a la corrupción.

“No hay reconciliación si antes no se dice la verdad y no la conoce la gente”, sentenció.

Adelantó que no tomará en cuenta situaciones como la prescripción para perseguir a los corruptos “hasta que se echen”. 

De todos modos, señala, las propiedades están ahí e irá por ellas. La consigna es “que devuelvan el dinero o sufran la consecuencia social”

Esa lucha, indicó, “es fundamental para que San Luis se reconcilie”.

Duros juicios

Y en el reparto de culpas recientes de los políticos, Serrato Sánchez es severo. Sin miramientos, señala principalmente al actual secretario General de Gobierno, Alejandro Leal Tovías, al responsabilizarlo de “meter la mano hasta el codo” en el proceso interno de Morena. 

Lo señala por orquestar el vandalismo que sufrió la sede del Ceepac cuando se anunció la coalición entre Morena y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

El “aparente caos” que sacude a su partido, “se lo achaco siempre a la mano del mañoso de Alejandro Leal Tovías.”. También lo considera la “mano negra” del gobernador Juan Manuel Carreras López.

Al mandatario lo considera un “maldito suertudo”, por construir hospitales sin equipamiento para que el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador los rescatara con el Insabi y, en general, por que la 4T le hace el trabajo de atender la marginación. 

También lo señaló por haber “abdicado” de muchas de sus responsabilidades al darle manga ancha a Leal Tovías.

Del ex gobernador, Fernando Toranzo Fernández, con quien colaboró en un breve tramo al inicio del sexenio anterior, Serrato Sánchez dice que sintió pena por el dominio que impuso sobre él su entonces esposa, María Luisa Ramos, que intervino de manera ilegal en asuntos de estado. “Nos dimos cuenta que era su mamá”, señaló.

Otro de los colaboradores de Toranzo, su secretario general de Gobierno y actual diputado local, Cándido Ochoa Rojas, es considerado por Serrato Sánchez como “el único ganador” del sexenio torancista. “Puso magistrados, vetó gente, se hizo de una fortuna incalculable”.

A su competidor por la candidatura, el presidente con licencia del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa, Juan Ramiro Robledo Ruiz, lo ubica como líder de “Los Macabeos”.

Con el PVEM, Leonel Serrato no descarta aun una alianza, pero con una condición irrenunciable: pintar una línea roja alrededor de la figura de Ricardo Gallardo Cardona, diputado federal, para que no compita por la candidatura de una eventual alianza “es la única condición para que hagamos una alianza con otros partidos”. 

Gallardo Cardona requiere un proceso muy largo de purificación, como en la Edad Media, cuando los penitentes se encerraban en mazmorras para meditar. 

El Navismo ya murió

Integrante del primer círculo de Salvador Nava Martínez en los 90, unos treinta después, el notario Serrato Sánchez le extiende el acta de defunción como movimiento social activo.

Después de la elección de 2018, señala, “con mucha tristeza vi que el navismo terminó por extinguirse”.

Y a quienes usufructan sus despojos, los califica de “cínicos que se han dedicado a hacer negocio”.

Cuidadoso, hace deslindes: “Y no me refiero a los Nava. Me refiero a eso que llegó al gobierno municipal con Xavier”.

A ese grupo lo califica de soberbio, pagado de sí mismo y proclives al exceso. “Eso no es navismo”, señala.

El doctor Nava debe ser sólo un referente histórico, “como son los próceres”

¿Mea culpa?

La controvertida trayectoria de Serrato Sánchez le ha ganado malquerientes y ahora, algunos lo han hecho blanco de denuncias por diversas vías.

Al tocar el punto, inesperadamente, surge un mea culpa. O algo así.

El notario alude a la demanda que Rebeca Terán, ex legisladora priista que recientemente acusó al notario ante el Ceppac por declaraciones misóginas.

Aunque Leonel Serrato matiza que cuando eso ocurrió, “eran otros tiempos”, reconoce que se refirió a ella “con brusquedad”.

Admite que la frase le va a resonar de por vida, pero los hechos no se pueden cambiar.

Señala que la resurrección del incidente le permite explicar qué pasó “y también mostrar, pues como me intento reeducar”.

Admitió que no le resulta fácil, porque fui criado “con películas de Pedro Infante y Vicente Fernández”.

Señaló que es complejo “deconstruir” palabra que admitió, detesta- al Leonel que le expresó eso a la legisladora, sobre todo porque “parte de ese Leonel me gusta”.