La única solución al problema que genera la contaminación que producen las ladrilleras es cerrar éstas y brindar a los fabricantes de tabiques una alternativa de microempresas para fabricación de ládrillo cerámico. Asimismo, la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam) no solo debe regular dicha producción, sino también a la industria generadora de desechos tóxicos, valoraron integrantes de la academia y organizaciones ambientalistas.
Fernando Díaz Barriga, coordinador del Centro de Investigación Aplicada en Ambiente y Salud (CIAAS) de la UASLP, argumentó que dicha problemática radica en el combustible que utilizan los productos del material, y el nulo sistema para atrapar contaminantes emitidos a la atmósfera.
El entrevistado advirtió que todos los complejos de ese tipo en el país queman materiales diversos generándose mezclas químicas muy difíciles de controlar, por lo tanto, aunque se implementara un equipo sofisticado para evitar las emisiones no se lograría.
“Quemar otro tipo de combustibles tampoco es la solución. La única solución es cerrar las ladrilleras y que los trabajadores se dedicaran a fabricar ladrillo cerámico en hornos de alta temperatura alimentados con gas, que generarían mínimas emisiones”, planteó el académico.
Aparte, Luis González Lozano, director de Cambio de Ruta A.C., refirió que los fabricantes usan todo tipo de combustibles para acrecentar el fuego, utilizando llantas, residuos industriales y plásticos diversos.
“Los ladrilleros son una población marginada y envuelta en una situación de marginación (…) Creo que es gente que no tiene mucho acceso a cambiar ese estilo de vida (…) Ante esta situación de marginalidad siempre van a estar ahí con las circunstancias en las que están”, comentó.
Para el activista, más allá de la existencia de las ladrilleras, es necesario evidenciar si la Segam lleva a cabo una correcta verificación de la disposición de residuos de la industria.