Van Gogh Alive: la cuarentena del delirio

La experiencia “inmersiva” en la obra del artista holandés Vincent, de espacialidad y encierro, fue interrumpida por el aislamiento al que ha obligado al mundo un virus. La exposición sigue montada con la esperanza de reabrir en julio.

“La normalidad es un camino pavimentado: Es cómodo para caminar, pero no crecen flores en él», escribió Vincent van Gogh en una de las al menos 900 cartas que mandó a sus parejas y sobre todo a su hermano Theo. 

En estos tiempos de «anormalidad», la imagen del pintor impresionista nacido en Holanda en 1853 ha sido revisitada en varios planos. A pesar de que en vida fue pobre e ignorado, rechazado por sus colegas y por la comunidad en la que eligió vivir (Arlés, Francia), hoy es uno de los artistas más cotizados y conocidos por su estilo y su trágica vida. Además de sus girasoles, autorretratos y noches estrelladas, lo acompaña el sino de haber vendido tres obras durante su corta vida, de haber estado en un manicomio, de tener que vivir mucho tiempo a expensas de su hermano, de haberse cortado una oreja para supuestamente regalársela a una prostituta y haber cometido suicidio el 29 de julio de 1890.

A esta imagen hace alusión un meme de la pandemia, que muestra uno de los autorretratos de van Gogh con un cubrebocas o barbijo a medio poner. Gracias a sus selfies de mirada triste, de característica pincelada como sus girales o noches, es quizá uno de los más posicionados en el imaginario popular junto a Frida Kahlo, y a ambos se les coloca con imágenes pictóricas como la joven del arete de perla o la Mona Lisa.

También ya en plena cuarentena por la COVID-19, uno de sus cuadros fue robado del museo Singer Laren de Holanda. El hurto de la obra fue el 30 de marzo, cuando el museo ya estaba cerrado al público debido a la contingencia y Se trata de “El jardín del presbiterio de Nuenen en primavera”

Se han hecho más de 10 películas sobre este artista, de las que las más recientes son Vincent Van Gogh, a las puertas de la eternidad (2018), con William Dafoe, o Loving Vincent (2017), que se hizo con la animación de más de 65 mil pinturas al óleo. Además de Dafoe lo han encarnado Kirk Douglas, Tim Roth, Tchéky Karyo y Benedict Cumberbatch, entre otros.

Van Gogh Alive

Con la oferta de una «experiencia inmersiva», la exposición van Gogh alive fue inaugurada el 20 de febrero de 2020 en una galería de más mil 300 metros cuadrados en la explanada del Monumento a la Madre de la Ciudad de México. 

La proyección, que dura una hora aproximadamente, se basa en más 3 mil imágenes de su vida y obra, abarca todas las etapas de van Gogh mediante sus obras y lugares de residencia, de sus autorretratos y cartas. Incursiona en la biología y la historia social mostrar mapas y datos, frases, la naturaleza que en la «realidad» observó el nativo de los Países Bajos.

La exposición, debido a la Jornada Nacional de Sana Distancia, se suspendió desde el 20 de marzo, aunque permanece montada para su posible reapertura. La exposición está prevista hasta el 31 de julio, aunque no se sabe si podrá reanudar sus funciones.

Las imágenes del pintor se apoyan en música de grandes compositores y hasta en olores, principalmente los aromas de las flores que retrató en sus hoy famosas pinturas: girasoles, lavanda, ámbar…

Y sin embargo muchos visitantes a la exposición no aprovechaban la experiencia de inmersión. Los cambios visuales y escritos de pared a pared exigen que el espectador se mueva, que rote la mirada, que se siente y se pare según sea el caso, pero pocos lo hacían. La mayoría —público de todas las edades— elegía un lugar y permanecía así la hora completa, a pesar de que incluso en el piso había paneles donde otras imágenes complementaban las de los muros cercanos. La experiencia envolvente no es para todos.

El encierro, el arte y la locura

¿Epilepsia, paranoia, delirios? ¿Hipergrafía? Mucho se ha especulado sobre la salud mental de Van Gogh, pero el más conocido de los impresionistas fue más que eso. Y la enfermedad no hace al genio.

En dos años produjo más de 500 cuadros. En abril de 1889, un año antes de su muerte, Vincent ingresó al sanatorio mental de Saint-Paul-de-Mausole en Saint-Rémy, por su propia voluntad, aunque tras una carta de 80 habitantes de Arlés pidiendo su internamiento. Escribió a Theo: «Mi querido hermano, lo mejor es quiza´s ridiculizar nuestras pequen~as miserias y tambie´n un poco las grandes de la vida humana. […] Nosotros, artistas en la sociedad actual, no somos ma´s que ca´ntaros quebrados».

Con permiso de su médico, Vincent siguió pintando dentro de sus posibilidades, pues los ataques que padecía se lo impedían por largos periodos. En otra carta —ah, el género epistolar, ese ejercicio de distancia y de sentimiento que deberíamos retomar en estos días— se confiesa: «Es preciso que yo sufra la prisio´n o el manicomio. […] ¡Así pues, me da ma´s o menos lo mismo lo que me suceda. Incluso quedarme aquí».

Sin fuerzas, consciente de su fragilidad mental, Vincent no se apresuraba y se dedicaba a recrear postales y obras de otros pintores. Surge así Patio de cárcel, basado en un grabado de Gustavo Doré. Entre los presos que dan vueltas en círculo, uno voltea a ver al espectador. Su parecido al propio Van Gogh es revelador.

Vincent van Gogh murió a los 37 años. Su hermano Theo murió apenas seis meses después. Fue la viuda de Theo, Johana Bonger, quien a sus 28 años tomó como misión personal rescatar y dar a conocer la obra de su cuñado, quien en vida fue olvidado por casi todos. Fue ella quien vendió buena parte de las pinturas, consiguió exposiciones y logró que se publicaran las cartas que mostraban el amor de Vincent por su hermano, su visión del arte y su pesimismo.

El artista sabía que tendría que esperar, pero creyó en lo que hacía. Cien años después de su muerte una de sus obras, el Retrato del Dr. Gachet, fue adquirida por un empresario japonés en 82.5 millones de dólares.

Así se despedía en una de sus cartas de su hermano: «Siempre —pero sin una palabra— un no se´ que, que parece querer decir: no sabemos que nos sucederá man~ana; pero sea lo que sea, piensa en mí. Y esto ayuda cuando viene de un hombre que no es ni agrio, ni triste, ni perfecto, ni feliz, ni siempre irreprochablemente justo. Pero tan buen muchacho y tan cuerdo y tan inquieto y tan creyente. Escucha, no tengo derecho a quejarme de cualquier cosa de Arle´s, cuando pienso en algunos que he visto y que nunca podre´ olvidar…»

Si regresa Van Gogh alive, será preciso dejarnos envolver, perder el miedo a movernos y girar cuanto sea necesario para volvernos parte de una experiencia que exige otras miradas, cambios 

de perspectiva.