Antes de que amanezca, para incomodar lo menos posible a la población, aparecen los duendes que recogen la basura y la desaparecen… Eso nos gustaría que ocurriera con los residuos que generamos, pero, en realidad, su recolección pone a funcionar a todo un sistema que, en lo único que se parece a la ilusión inicial, es que comienza a operar antes de que salga el sol.
A punto de las 6:00 de lunes a sábado, se escuchan las primeras campanadas; es el camión de la basura. Durante el pico más alto de la pandemia la característica campanilla se acompañó además de un mensaje, por perifoneo, de las medidas sanitarias a seguir.
José Flavio Ruíz Estrada, es operador de una de las 30 rutas que recorre la ciudad para recoger los residuos sólidos urbanos, esos que comúnmente llamamos basura. Su día inicia a las 4:00 y ya para las 5:00 se encuentra en su centro de trabajo, él y su equipo revisan las condiciones del camión y salen hacía la ruta asignada.
La razón para comenzar a esa hora, es para evitar lo menos posible provocar tráfico lento.
Aunque la ruta sea la misma, cada día es diferente, sostiene José Flavio, porque a veces hace frío, a veces llueve, a veces hay situaciones, como el surgimiento de una pandemia, y no por eso se detiene la recolección.
“HAY GENTE QUE PIENSA QUE NO MERECEMOS RESPETO”
Lo más complicado que ha enfrentado José Flavio es encontrarse con personas que no son empáticas con la labor de recolección que realiza él y sus compañeros.
Angélica María Palafox Tenorio, es ayudante de carga trasera, trabaja bajo la supervisión de José Flavio y el 15 de noviembre cumplió cinco años en la empresa Red Ambiental, su labor consiste en cargar los botes y bolsas de basura al camión, y echarle “aguas” al operador, para evitar accidentes.
Angélica María, se ha abierto la cabeza realizando este trabajo y pese a eso su mayor miedo son los perros que se escapan de las viviendas cuando la gente sale a sacar su basura, porque se les va el camión.
Cuando una bolsa se siente pesada, seguramente trae vidrios o tierra, es lo que ha aprendido Angélica María, en sus cinco años de experiencia y se lo recuerdan las cicatrices que tiene en las espinillas donde recarga el peso, para poder arrojarlo al camión.
“Hay personas que nos ponen las jeringas sin las tapitas, que no envuelven los vidrios o los ponen en una cajita”, para José Flavio, si la ciudadanía separara los residuos peligrosos o avisara que las bolsas los contienen, se disminuirían los riesgos laborales para él, sus compañeros y compañeras.
Sacar la basura en tiempo es otra forma de mostrar respeto, pues dejarla días antes propicia que los perros y personas que buscan material reciclable la dejen esparcida, lo que deriva en focos de infección.
UN TRABAJO QUE AYUDA A ESTAR EN FAMILIA.
Si bien el trabajo de quienes recolectan la basura inicia antes de que amanezca, la jornada no se extiende más allá de las 3:00 pm, incluso si se cuenta el tiempo en que la carga de los camiones de casi cuatro toneladas, se lleva hasta las celdas que son el sitio de disposición final de los desechos que generamos.
José Flavio, agradece poder pasar tiempo con su familia. Eso y el ambiente laboral, le ayudan a superar la frustración que a veces le genera encontrarse con personas poco empáticas o que no respetan su labor, porque este trabajo le permite llevar pan hacia su mesa.