VIDEO: Potosinos de la Cristiada

Del conflicto religioso que enlutó hogares en varios estados del país en los años veinte, en San Luis Potosí hay muy pocos eventos. Hoy se cumplen más de 9 décadas del fin del conflicto y en el Armadillo rural, una tumba vacía y una cavidad utilizada como capilla clandestina son vestigios de esa etapa de la historia

Hoy hace 91 años, concluyó en el país La Guerra Cristera, un conflicto que durante poco más de tres años, confrontó al Gobierno de México con grupos religiosos autodenominados Cristeros y que costó más de 200 mil vidas, entre ellas la del padre de Toñita Carvajal y el párroco Antonio B. Méndez.

El conflicto sucedió en el periodo postrevolucionario e inició con la inconformidad de la Iglesia Católica por algunos artículos contenidos dentro de la Constitución Política de 1917. Específicamente los artículos 3°, 5°, 24°, 27° y 130°, en los que se estableció la libertad de creencias, la regulación de cultos y contenidos educativos; además limitaba la libertad de expresión y la participación política de los sacerdotes.

El clima de molestia aumentó tras diversas acciones del entonces presidente Plutarco Elías, Calles, entre ellas, el apoyo brindado en 1925 a la instauración de la Iglesia Católica Apostólica Mexicana, una escisión nacionalista de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que generó en consecuencia la creación de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, abundó Isabel Monroy Castillo, cronista de la ciudad.

La iglesia mexicana desconoció la autoridad del Papa, defendió el uso del español en las ceremonias, se opuso al celibato y planteó una postura de adecuación y respeto a la Constitución de 1917. 

En 1926 el gobierno mexicano, ordenó la expulsión de varios sacerdotes extranjeros de la Iglesia Apostólica Romana y cerró conventos y colegios en respuesta al desacato al reglamento que prohibía la existencia de escuelas católicas religiosas.

Surgió entonces, un 2 de julio de 1926, la Reforma al Código Penal para el Distrito Federal y Territorios Federales sobre delitos de fuero común y delitos contra la Federación en materia de culto religioso y disciplina externa o “Ley Calles”, como un último intento del mandatario por regular el culto en el país, o sancionarlo en caso de incumplimiento.

La respuesta del clero, fue suspender los cultos en los que intervinieran un religioso una vez que el decreto entrara en vigor, lo que aunado a otras medidas provocó una persecución a las prácticas religiosas por parte del Gobierno Mexicano.

SAN LUIS POTOSÍ EN LA CRISTIADA

El conflicto armado se extendió por diversas entidades y en algunas tomó más fuerza que en otras, principalmente en los estados de Jalisco, Guanajuato y Michoacán; en San Luis Potosí, fueron pocos los eventos registrados, de acuerdo con lo que expone la cronista de la Ciudad.

Fue Saturnino Cedillo, un potosino nacido en Ciudad de Maíz quien, de acuerdo con los relatos históricos, incidió en la conclusión del movimiento tres años después, por órdenes presidenciales, relata Monroy Castillo, debido a que la figura del general cobró relevancia a partir de la conclusión de la Revolución en 1917 y hasta su muerte en 1939.

Finalmente, concluyó el 21 de junio de 1929 luego de negociaciones entre el gobierno mexicano, la jerarquía católica mexicana y El Vaticano.

UNA HUÉRFANA DE PADRE POR EL CONFLICTO

Es en Armadillo de los Infante municipio de la entidad potosina, donde hay participación en este conflicto. De acuerdo con un texto del historiador Rafael Montejano y Aguiñaga, en la zona serrana de esta localidad algunos vecinos se preparaban para unirse a los cristeros.

Toñita Carvajal, es una de las sobrevivientes de aquella época que marcó su infancia, pues a sus escasos cinco años quedó huérfana de padre.

“Yo nada más oía que la bola de los Cristeros, pero yo no sabía de qué se trataba (…) De mi papá no me acuerdo muy bien, lo mataron y mi mamá se dio cuenta porque ellos mismos (sus asesinos) estaban platicando que lo habían matado, que él había dicho ´¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!’”.

El cuerpo de José Carvajal, padre de Toñita, fue sepultado en las inmediaciones de la laguna de San Isidro. La pila de rocas y la cruz hechiza de madera persisten como un atractivo turístico de la zona, aunque los restos de José Carvajal  ya no están ahí.

Ahí en el Llano de los Saldaña, localidad en la que habita Toñita, también hay una construcción que empleaban en la época de la prohibición del culto público para oficiar ceremonias clandestinas. “Ahí casaban, ahí bautizaban. Todo hacían ahí, hacían misa… Se llenaba el cuarto de gente”.

No solo en esas comunidades, a kilómetro y medio de la cabecera municipal, se encuentra la denominada “Cueva Santa”, un sitio ubicado a orillas de un río, oculto entre los cerros, donde aún se celebra misa, para preservar la memoria del párroco Antonio B. Méndez, mártir potosino del conflicto, quien oficiaba misas ahí.

El cura Antonio B. Méndez, fue fusilado en el panteón del Saucito un 13 de marzo, con él habrían sido asesinados cuatro hombres más y un soldado que se negó a dispararle.

José Carvajal y el padre Antonio B. Méndez, comparten una larga espera para que sus restos fueran sepultados cerca de sus seres queridos: José fue exhumado y llevado al panteón local siete años después de su asesinato, para el párroco tuvieron que pasar 10 años y la autorización del gobierno estatal en turno. Los restos de sacerdote se encuentran en la Parroquia de Santa Isabel.