“50 AÑOS SIN ROSARIO”

polifonía vanessa cortés colis

Fi -ló-so-fa. Sí, aunque se escuche extraño, aunque no nos suene. Rosario Castellanos fue de las primeras pensadoras reconocidas en nuestro país, sin olvidar a Sor Juana Inés de la Cruz desde el siglo XVII, y es que, a veces consideramos que esta vía del pensamiento ha sido permitida solo a los hombres, ya que, desde la antigüedad, el acto de pensar era exclusivo del género masculino ¡vaya hecho! Si mi querido Aristóteles, que tanto quiero, pero que le guardo como espina clavada en el corazón el que afirmaba que el género femenino tenía un gran defecto: ¡carecía de cerebro! Aunque usted no lo crea. Por eso es tan importante volver a las pensadoras, sobre todo aquellas que nos competen, que nos dibujan, que pertenecen a nuestra raza y contexto y Rosario Castellanos ha sido un eslabón indiscutible en la evolución de lo femenino y este espacio va dedicado a ella, porque el pasado 7 de agosto se conmemoró el primer lustro de su muerte y la coloca más viva que nunca. 

¿Por qué es tan importante recordarla? Aquí enumero varias cosas: primero, porque como Martha Lamas (otra fi- ló – so – fa) la llamó, es LA FEMINISTA de México. Castellanos estudió su licenciatura y maestría en filosofía en su querida UNAM, desde ahí comienza la denuncia y activismo sobre las diferencias e injusticas de las mujeres con su tesis “Sobre la cultura femenina” con la que se graduó de su maestría y fue publicada en 1950 (cuando aún no se otorgaba el voto a las mujeres en México). Ahí afirmaba que el género femenino no se interesaba por el pensamiento ni por participar en áreas que solo estaban consideradas para hombres como la política, la economía, la ciencia o la investigación, pero más allá de sus ensayos con corte feminista, Rosario ya había publicado poesía desde muy joven, así como su novela canónica “Balún Canan” que presenta una radiografía sobre las injusticas sociales en los pueblos indígenas, y donde se completa la tesis de la doble exclusión de la  mujer mexicana, primero por ser mujer y después mujer – indígena. A ella no le gustaba que la etiquetaran en la “literatura indigenista” o “literatura feminista” ya que podía limitarse a un público cuando su deseo era llegar con sus escritos a una gran población que es considerada como minoría y ninguna de las dos lo es: ni las mujeres ni los pueblos indígenas.  

A mí lo que más me gusta de Rosario es que desde su pluma ficcional, es decir, desde las creaciones literarias: poesía, cuento, novela, teatro y las no tanto: crónica, ensayo y periodismo, Castellanos vierte su pensamiento y propuestas ya que reconoce que la literatura es poderosa y persuasiva. Su temática, que va desde la mencionada injusticia social, la desigualdad para mujeres se presenta en su narrativa, pero los universales temas de amor – desamor, la muerte y la soledad son las líneas que abrazan los poemarios, cartas y otros cuentos. Su tono irónico divierte e incómoda y creo que el leerla puede darnos contexto y comprensión sobre nuestra cultura en general. Y, lo que sugiero aquí es que nos demos el tiempo para seleccionar algo de su obra y lleguemos a mayo 2025 celebrando el centenario de su nacimiento para entonces sí reconocer su legado, poética y pensamiento, casi, casi como un deber patriótico al que debemos adherirnos.