ALEGRÍA EN FAMILIA

DESARROLLA ESTA EMOCIÓN DESDE CASA

Alegría, tristeza, miedo; todas ellas son emociones con las que los niños nacen y todas son necesarias, aunque algunas de ellas nos hacen sentir mejor que otras.

La alegría es la emoción propia de la infancia y la que todos los padres y madres del mundo quieren para sus hijos.

Para ellos sentirse seguros, queridos y valorados de forma incondicional es su principal motivo de alegría. 

ACONTECIMIENTOS FAVORABLES

La alegría es una emoción que se produce ante acontecimientos favorables para nosotros, por ejemplo, haber alcanzado una meta que nos habíamos propuesto, o para otras personas que queremos mucho. 

Normalmente es la emoción que más favorece la comunicación interpersonal porque es una emoción extrovertida y nada selectiva.

¡Podemos y queremos compartir la alegría con cualquiera!

DISFRUTAR Y CELEBRAR

Es muy importante enseñarles a los niños a vivir felices, a vivir con alegría, a disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida y, también, es necesario enseñarles a celebrar los pequeños momentos positivos de cada día.

Es muy fácil compartir la alegría y comunicarla, pero también es muy fácil y peligroso caer en el “reírse de” en lugar de “reírse con”.

Aquí hay que tener mucho cuidado: los niños deben saber diferenciar desde pequeños estos dos conceptos.

APRENDIZAJE

¿Qué pueden aprender los niños de esta emoción y para qué sirve la alegría?

Es la emoción que nos impulsa más a hablar, a expresar, a relacionarnos.

Es sinónimo de sonrisa y risa, que a su vez provoca cambios en el funcionamiento del timo, lo que fortalece el sistema inmunológico y produce bienestar físico y mental.

REPRESIÓN

Por eso es bueno que demos cabida a esa emoción desde el hogar familiar, porque a veces si los adultos no estamos contentos porque el día no ha ido muy bien o estamos un poco frustrados, intentamos reprimir la alegría de los niños y no compartir con ellos.

CONTROL

Los adultos deben aprender a celebrar los buenos momentos con los niños, pero también hay que saber que, en ocasiones, hay que controlarla.