Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
No es fácil encontrar a un ser, que nos ame sin reservas.
Y, como anhelamos tener a alguien que nos acepte como somos; sin importar nuestras miserias.
Por eso, el hombre no se muestra tal cual es; porque teme decepcionar, y quedarse abandonado.
Pero, hay un ser, que nos ama, así como somos. Él, no se espanta de nuestras miserias, y nos abraza, sin importar que estemos manchados.
Él, es el Señor de la Misericordia; llamado así, porque ha puesto su corazón en nosotros, a pesar de nuestras miserias.
En Dios, es posible encontrar al ser que nos ama sin condiciones; porque su amor es misericordioso.
El Señor, no va a huir de nosotros, cuando salgan los defectos.
Hoy, que celebramos al Señor de la Misericordia, es bueno recordar: que no estamos solos, y aunque estemos llenos de defectos, seguiremos siendo amados.
Ya que, no es el abandono ni la condena lo que nos salva; es el amor, lo que nos redime.
Volvamos pues, a los brazos del Señor de la Misericordia, para encontrar en Él, ese amor tan necesario para poder vivir.
Por eso, decimos con el Salmo: “Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tú misericordia es eterna”. (Salm. 117).