cuentología

En esta Red

En el café de sus ojos, se veía su delicadeza cohibida, mezclada de intensidad. En la noche, en lo escuro, atreves del silencio… se abría la puerta para salir al bosque enorme de la existencia, donde no había leyes ni náufragos en la mar. Sólo ahí, cerca de las inmediaciones de la vida, instintivamente se acercaba a la claridad. Mi padre con sus ojos cafés, con sus pensamientos armoniosos, con su conciencia sometida… elevaba una oración al cielo quizás, para extremar precauciones. Volvía a temblar de pies a cabeza… parecía no liberarse nunca de las preocupaciones. ¡Calma, calma! Se repetía a sí mismo. Se elige vivir o morir… y él había elegido la vida, y no se si la muerte le haya elegido primero… pero solo se admite la primera opción, prefiere la claridad a la oscuridad, elije siempre la salvación. Sé que Dios desde arriba observa la lejanía del cuerpo y sé también que, si se llega a buenos términos con Dios, las plantas ondularán sus hojas a favor de aquellos ojos serenos y el viento se llevará las penas en el súbito dominio de los miedos y de las culpas. De todas formas, solitario es el sendero que cruzamos, de todas formas, el campo que se cruza desafía el destino, de todas formas, la vida, la distancia y los años, están colgados de la manga de Dios…. Melancolía y silencio… años y años vividos. Y el café de sus enormes ojos, quedó atrapado y dormido en las noches de la gran red llamada vida.