Con el pelo blanco y la mirada turbia
por las cataratas
de los años francos.
Su sonrisa
incompleta
y sus manos viejas,
que, por viejas, todos le respetan.
Va mi madre haciendo solitos
cómo niño pequeñito
que aprende despacito.
Agarrada va de su bastón,
de su bolsa, de sus años
y oliendo a jabón.
Todo el mundo dice
¡Que guapa señora!
La verdad es muy hermosa
aunque por las noches llora.
Camina despacio
llegando a la meta
Habla de la vida
con palabras lentas.
Casi un siglo tiene y
a pesar de muchos, ella
tiene cosas
que gente no tiene.
Ama, canta, ríe, baila,
como si tuviera veinte.
Mi madre no crece
Su alma la avala
les digo que es bella, que
nada la iguala.
Cuando era joven
¿Quién no la recuerda?
Con un listón en su pelo,
de raso o de seda.
Y sus zapatillas
de color morado
cuando caminaba
sin tener cuidado.
Mi madre querida
angelito en la tierra,
que siempre me cuida
mi siempre guerrera.