La habitual cena de Navidad es un condensado de tradiciones y sazones que encuentran su origen tanto en la antigüedad romana como en el mundo prehispánico, pero que mantiene un sello mexicano y una profunda advocación religiosa.
GUAJOLOTE
Durante la Noche Buena era obligatorio, al menos en el periodo colonial, guardar la vigilia, por lo que ante la imposibilidad de servir en la mesa el tradicional guajolote que se reservaba para la Nochebuena y la Navidad, paulatinamente se incorporaron pescados y hierbas como el bacalao y los romeritos dentro de los platillos de la celebración.
Sin embargo, el guajolote era desde el siglo XVII un elemento insustituible del arte culinario colonia.
ELEGANCIA
El guajolote era un símbolo de elegancia y riqueza que sustituía al pavo real, especie que durante la Edad Media no solo era símbolo de unión, de gusto y de fortuna, sino que también representaba un elemento ante el que los caballeros hacían los más variados juramentos, como el de conquistar una tierra o derrotar algún enemigo.
LITÚRGICO
El aspecto litúrgico es fundamental, en algunos recetarios antiguos se prescribe que el relleno del pavo debe contener tomillo, hierbas que en las creencias de la época había sido utilizada para cubrir el pesebre en el que nació Jesucristo.
SÍMBOLO
El guajolote mexicano es símbolo mundial de la Navidad y su consumo dio paso a toda una tradición en cuanto a la compra del ave, su cuidado y finalmente su sacrificio y preparación para acompañar la cena de Navidad.
VENTA
En los años setentas pasaban señoras de puerta en puerta con su guajolote para que la gente los comprara, los alimentaban de manera abundante para engordarlos y se les incrementaba en su dieta una almendra para darles sabor.
ROMERITOS
Los romeritos elaborados con el tradicional mole que baña el quelite, en sus inicios se utilizaba el ahuautli de atl, que es agua y huautli que quiere decir alegría para elaborar las tortas que los acompañaban.