Háblele y háblele

cuentología cale agundis

En tus malas estuve, en las mías no te vi. ¿Cuántas veces te ha pasado? A veces amigos queridos, somos personas que nos gusta dar, ayudar, entregar, otorgar tiempo. El tiempo incluye consejos, ser paño de lágrimas, y prestar atención. Y Ahí estamos consuele y consuele que si todo va a estar bien, que si te va a servir de experiencia, que si necesitas llorar aquí estoy… y tantos y tantos etcéteras. Nombre y todo pasa y pasa bien. ¿Pero qué crees? Que ahora tú eres el que necesita un shampoo de amor, unos oídos que te escuchen bien y que no te critiquen, unos brazos alentadores… y ahí vas corre y corre con tu amigo Patroclo o con tu amiga Aquilita para que llore contigo. Ay ajá mijito y tu nieve ¿de que la quieres? Y ahí estas háblele y háblele a celular, mandando mensajes de whats: ¿Dónde estás amiguis te necesito? Y el mentado o la mentada transeúnte, brillan por su ausencia. Chin, bueno… te das cuenta de que aquí solo eras tú el amigo. Y regresamos al viejo dicho que reza más o menos así: “El juego del amor y de la amistad es el más cruel porque al fallar uno pierden dos”. La cosa es que jamás te llama por teléfono hasta 4 meses después para darte cualquier cantidad de excusas tontas por las que no te contestó en todo ese tiempo, cuando tu problema ya pasó. Pero como tú eres buena persona, le contestas el teléfono y haces como si nada y como si nunca. Te vuelve a bombardear cos sus problemas y, es más, te chutas toda la tragedia. Podrías huir, pero como tú no eres tan así, prestas otra vez atención… y no entiendes mijito, que cuando la cosa no es recíproca “a veces, la mejor respuesta es alejarse”.