LA CASA

cuentología cale agundis

Conozco grandes casas con torreones. Que para llegar ahí se necesita cruzar por grandes valles… sombríos sin emociones, mentes cerradas. Silencio revuelto con químicos que oprimen. Frías habitaciones.

Conozco pequeñas casas sin torreones. Que para llegar ahí solo bastará abrir la mente y el corazón. El aire fresco circula a toda hora. Duros colchones.

Tempestades y calma, diferentes caminos… mismo canto, instantes cortos y pasados fuertes. Pero todos de este mundo peregrinos.

En la casa grande: neblina espesa. Miedo… 

En la pequeña casa: esencia a flores. Sabiduría…

En la casa grande caben muchos, viven pocos, te pierdes, opulencia y soberbia. Habitaciones sin ocupar… los torreones vacíos, escenas de silencio. Comida cara de langosta en sales de naranja… Aquí, la hiedra enredada chismes de los amigos de confianza.

En la casa pequeña caben pocos, viven muchos, todos quieren estar ahí. La Virgen alumbra, la cruz adorna, la sonrisa emana. Comida simple, cada día de la semana.

En la casa grande se arreglan los problemas con dinero. En la otra casa, los problemas se comparten con la familia y con los amigos. Aquí, las personas te acompañan como grandes compañeros, no existen enemigos.

En la casa grande el mundo se divide entre el ser y estar. Fugitivos perdidos en momentos, bloqueos de angustia bajo los vestidos de tela negra, con mucha tela de dónde cortar.

En la casa pequeña el hombre duerme en cuartos con cortinas llenas de gloria y de paz.

En la casa grande, al bajar persianas, se guarda también el antifaz.