Sin embargo, apuntó que tanto en los Precriterios que la Secretaría de Hacienda entregó al Congreso de la Unión en abril pasado como en los Criterios Generales de Política Económica del 2023 del año pasado, en ambos se establecía que la deuda al final del sexenio iba acabar en 49.9% del PIB, y ahora en el paquete económico se estima en 48.8% , es decir el saldo de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP).
En ese sentido, la verdad es que, aunque se está pasando gasto para el siguiente año, y la deuda no está creciendo más, sino por el contrario la deuda será menor, matizó.
Para el IMEF, reiteró, "estamos preocupados por temas de largo plazo y sostenibilidad fiscal, hacemos énfasis en los riesgos en los que se pueda incurrir hacia delante".
Señaló que el saldo para los RFSP que se propone para el 2024, que es el déficit más amplio que incluye Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, es del 5.4% del PIB.
"Es el que ha llamado mucho la atención y es el más escandaloso por ser el más grande en este siglo", alertó.
Casillas dijo que hay que considerar que en México no se toma como en otros países, los gastos devengados sino los pagados.
"La diferencia es muy sencilla, el devengado es como si ya se pagó, aunque no se gaste; y el pagado es sólo cuando se paga y en México es así", expuso.
De ahí que mucho del subejercicio que se está llevando a cabo este año, se está mandando para que sea gasto en el 2024, mencionó.
Reiteró que no ven comprometida la salud de las finanzas públicas para 2025.
Por otro lado, dijo que hay que ver cómo se puede aprovechar el momento mexicano con el nearshoring con la generación de más confianza para las inversiones y garantizar el estado de derecho.
Lo anterior, afirmó, porque con o sin recesión en Estados Unidos, este fenómeno de relocalización de empresas, se tendrá que dar dadas las tensiones geopolíticas entre la Unión Americana y China.