Bolsa de caramelos rojos
A
1:
¡ Al pan, pan, pero no gallina
o murciélago morado
o el tren de Transilvania.
El truco está en colocar
la pausa en el escaque:
jaque al caballo.
El interlocutor no entiende
y el maestro lo guía
en el arte de pixelar poemas.
El resultado no importa:
¿Qué puede tener un poema
que no tenga un caramelo rojo?
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